La noticia no estaba en que el golfista Phil Mickelson ganase el lunes por quinta vez en Pebble Beach, ‘el campo de su abuelo’. La noticia estaba en que ‘El Zurdo’ volvió a utilizar el dólar de plata como marcador, un valioso talismán que su abuelo frotaba sobre las personas que apreciaba con la única intención de que la suerte les sonriera en la vida. Solía acercarlo también a sus familiares y, por supuesto, en su momento ese dólar de plata también se frotó en el cuerpo del jugador de San Diego.

Phil Mickelson, después del diluvio que cayo sobre el campo, se alzó con un triunfo en el mismo lugar en el que debutó en el US Open hace 27 años y donde ahora, con 48 años, ha vuelto a triunfar.

En Pebble Beach, su abuelo fue uno de los primeros caddies. Por aquellos principios del siglo XX, aquel caddie que inculcó el golf a la familia de Phil Mickelson ganaba 30 centavos por vuelta aconsejando a los ricos jugadores de la época. Cuenta la leyenda que en una de las rondas en las que le llevaba la bolsa a uno de los jugadores, este al termino de la partida aumentó la propina y le entregó un dólar de plata que el abuelo nunca gastó y que se lo guardó pensando que la suerte cambiaría para bien su vida y la de su familia. Y algo mágico debía de tener aquel dólar de plata porque desde ese día le ha traído suerte a los suyos.

El dólar de plata fue pasando de manos cuando el abuelo falleció hasta que le llegó como herencia al genial jugador que desde entonces lo utiliza como marcador, pero sólo en Pebble Beach, y en homenaje a su abuelo. En los demás campos también marca en el green su bola con una réplica del dólar de plata de su abuelo pero el verdadero sólo se posa en Pebble Beach. Phil Mickelson lo explicó una vez calmada la tormenta sobre el campo californiano: “Hay algunas cosas dentro de mi familia que se remontan a este lugar donde mi abuelo creció y llegó a ser uno de los caddies originales del campo y tenemos un vínculo emocional con este lugar”.