Se dio una ducha de agua fría y Rafa Nadal entró en la pista central de París, donde repitió el ritual de cada partido: 1) botellas alineadas frente a la línea; 2) calcetines bien doblados y a la misma altura; 3) cinta del pelo ni muy arriba ni muy abajo; 4) un par de carreras, y 5) a jugar. Todo igual que siempre, sin importar quién esté enfrente, ayer su gran amigo Carlos Moyá; todo igual que casi siempre, victoria de Rada Nadal (6-4, 6-3 y 6-0).
El tenista de Manacor se metió en semifinales de Roland Garros tras un partido aburrido. Ya sea por amistad o por el sol, que pegaba con ganas, Moyá y Nadal más se entrenaron que jugaron y ninguno realizó su mejor tenis: a Carlos le fallaba su derecha y Rafa hacía lo justo para ganar los dos sets, sin querer hacer sangre.
En la última manga, Moyá decidió rendirse y Nadal lo finiquitó con un rosco sangrante. No se lo pondrá tan fácil mañana, en semifinales, el serbio Djokovic, otro que anda muy en forma. La otra semifinal, Federer-Davydenko.
Un día antes, Roland Garros vivirá las dos semifinales femeninas: Ivanovic se enfrentará a Sharapova y Jankovic intentará destronar a la gran favorita, la belga Justine Henin.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios