Las trayectorias de Fernando Alonso y de Lewis Hamilton están empezando a ser parecidas en esta temporada 2008 de Fórmula 1, y sus errores empiezan a ser más que sus aciertos y, sobre todo, más sonados.

Desde la mejora del R28, los puntos siguen brillando por su ausencia en la escudería francesa y sólo en Turquía se lograron tres puntos.

En Barcelona, pese al segundo puesto en la parrilla de salida de Alonso, el asturiano se vio obligado a abandonar, pero los errores de pilotaje han aparecido en los dos últimos Grandes Premios.

En Mónaco, el exceso de ambición del español le hizo chocar con Heidfeld cuando trataba de adelantar al alemán, visiblemente más lento. De haber sido más prudente, Alonso podría haber alcanzado incluso el podio en Montecarlo, pero se tuvo que conformar con ser décimo.

También en Canadá ha pagado caro el asturiano su tremenda ambición. Cuando marchaba tercero y, otra vez al tratar de pasar a Heidfeld, Alonso perdió el control del monoplaza y se vio obligado a abandonar la carrera.

Pero más graves son los errores de Hamilton, pues tiene un coche muy superior. En Bahrein, primero pulsó por error el botón del limitador de velocidad y después se montó encima de Alonso de manera literal al tratar de adelantar al R28 de manera más que imprudente. Después, el inglés no estuvo a la altura de lo que se esperaba, pero el triunfo la pasada semana en Mónaco parecía que le llevaba por el buen camino.

Sin embargo, otro error le ha vuelto a dejar sin opciones en este Gran Premio de Canadá. No vio el semáforo en rojo en boxes y arrolló a Kimi Raikkonen, arruinando las opciones de ambos pilotos y dejándole sin el liderato del Mundial, cuando comandaba la carrera.

Mucho deben mejorar ambos si quieren cumplir con sus expectativas para esta temporada.