16 días, 17 horas, 47 minutos y 8 segundos necesitó el navegante español Alex Pella para romper todos los registros en la Ruta del Ron de vela en la clase 40, una de las principales regatas en solitario que existen. El catalán se llevó la victoria, convirtiéndose en el primer español que se impone en una regata oceánica en solitario, y logró el récord de la prueba, superando en 1 días, 5 horas, 36 minutos y 1 segundo el anterior hito establecido en 2010 por el francés Thomas Ruyant.

Solo, y al bordo del Tales II, el regatista español salía de Saint Maló (Francia) el mismo día que cumplía 42 años. Celebración... y partida. "Para mí, es el momento más duro. Siempre me cuesta mucho la salida. Han sido dos años preparando la regata, tu gente despidiéndote, los nervios... Al final estás deseando que se vayan y empezar ya", cuenta a 20minutos desde un hotel de Guadalupe, en las Antillas, lugar donde finalizó la travesía.

Contrastando con la euforia por el hito alcanzado, el tono emocionado de Pella refleja el sacrificio de muchos años: "He llorado estos días, porque emociona el reconocimiento y las muestras de cariño. Es muy, muy bonito. Son muchos años luchando y ya tocaba".

Además de la evidente satisfacción personal, el catalán alude al esfuerzo de todo equipo, íntegramente español. "Estoy muy contento, pero más aún orgulloso del equipo, de toda la gente española que ha participado. Estar así en este nivel de regatas es un éxito total", apunta. Un éxito que lleva su nombre como cabeza visible, pero también el de Marcelino Botín, que diseñó el Tales II y de su hermano Gonzalo, que lo armó. Tanto ha sido el nivel de implicación del equipo, que el objetivo desde que se inició la regata no era otro que la victoria. "Sabíamos que teníamos una oportunidad muy buena de ganar. A nivel de barco igual, porque es el primer barco español en una regata transoceánica. En definitiva, es un proyecto de gente muy buena, que tiene pasión y que sabía que íbamos a estar ahí arriba".

El dominio de Pella en el recorrido ha sido casi absoluto. Ha recorrido unas 4.336 millas náuticas (8.220 Km.) a una media de 10.79 nudos (19,94 km/h) y, tras la primera semana, ya era líder destacado. Los años de esfuerzo daban sus frutos. "La preparación se basa en tres pilares: el físico; la técnica, que es lo más importante (vas solo y cualquier avería que surja no puedes resolverla en boxes, sino sobre la marcha); y, por último, la fase deportiva (conocer el barco y saber cómo llevarlo rápido y sin romper)".

Pero, ¿y la mente? ¿Se puede entrenar? Para Alex, eso tiene mucho que ver con la "experiencia". "La parte mental yo la trabajo con la motivación. En este tipo de regatas, la moral sube y baja con mucha frecuencia. Te sale algo mal y ya dices 'vaya mierda, qué hago aquí...", igual que cuando te van bien las cosas. No puedes decir 'esto ya está hecho' o 'ya he ganado'... Hay que saber controlarlo". ¿Y si surge algún contratiempo? "Pues a echarle huevos y arreglarlo", contesta entre risas. No en vano, son 16 días con sus noches, solo, y en los que cualquier movimiento depende de uno mismo. "Es una cura de humildad. A mi me parece muy bonito y gratificante. La intensidad con la que se viven las cosas es una pasada".

El día a día lo marca el ritmo de la regala. "Hay fases en las que hay que correr y que te exigen mucho, y otras en las que puedes relajarte más y vas con el piloto puesto. Dormía unas 3-4 horas cada 24 horas, comía 3 veces al día e iba al baño 2 veces", relata Pella. "En regatas así se duerme mejor por las noches, por la temperatura y porque el rendimiento es mejor durante el día, ya que ves la ola".

El barco no tiene baño, ni cocina, ni nevera. "Solo tiene una cocina tipo camping gas. Utilizaba comida liofilizada, deshidratada, que, aunque está buena, sabe un poco insípida". Todo un problema para un tío mediterráneo como es Pella. "Me gusta mucho comer y para mí es un punto importante en cuestiones de moral. Así que he intentado hacer una mezcla entre ese tipo de comida, pasta, arroz, con los productos de la tierra. Yo me preparaba la pasta con aceite de oliva y una butifarra... ¡Y a comer como si lo hiciera en casa!".

En 16 días en soledad afloran "todo tipo de sentimientos", aunque la navegación en sí, para Alex, no es lo más complicado de todo el proceso. "Durante la regata, yo me suelo acordar de toda la gente que está conmigo en el proyecto por su pasión. No se te puede ir la cabeza a otras cosas". Las nuevas tecnologías permiten no romper el contacto con su gente durante la regata, pero es cierto que se pierden muchas cosas en la lejanía. "Echas de menos estar en una comida familiar, con tus amigos, relajado, hablando de cosas banales. El ritmo del barco te condiciona todo. Esto es competición y tienes que tener cabeza para saber que te la estás jugando".

A pesar de la felicidad, Pella no quiere dejar pasar la oportunidad para denunciar la situación de la vela en España. "Esta regata me la he pagado yo. Sin patrocinadores". De eso se queja, principalmente, el navegante catalán. "La vela en España está en un momento malo. No porque no haya dinero, sino porque se destina mal. Hay gente que utiliza la vela oceánica para conseguir recursos, pero luego no los destina a la vela oceánica. Cuando ves esto, ves que es la viva imagen de nuestro país: los que están arriba son todos unos enchufados y unos pelotas y la gente buena no está arriba. Es lamentable", sentencia.

Con todo, Alex no cree que ha perdido dinero. "Tenía unos ahorros y veía que acabaría comprando una casa... Y no. Yo quiero hacer lo que me gusta. No quería dejar pasar esta oportunidad, y más sabiendo que iba a sacar resultados y, con ello, hacer ruido. Quería demostrar que en España también hay náutica de calidad. Hay que apostar por los de casa, por la gente buena de aquí".

Sin embargo, los sueños pueden más que cualquier contratiempo. Es una pasión, la vela, que le viene de familia. "Pertenezco a una familia muy náutica. Toda la vida hemos navegado y en mi casa siempre han habido trastos de agua. Los cuatro hermanos nos hemos dedicado a esto, sea en la forma que sea. Yo, de niño, solo veía barcos. No tengo conciencia de cuándo empecé a navegar".

El próximo reto de Alex Pella es participar en la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario, sin escalas ni asistencia y mucho más salvaje, cuya próxima edición se celebra en 2016. Tras el intento fallido de participar en 2012, Alex Pella buscará patrocinadores. "La Ruta del Ron la he financiado yo personalmente, pero un proyecto como el de la Vendée Globe no puede hacerse sin sponsors", se lamenta el navegante.

Quizá ese sea su principal miedo, quedarse fuera del que ya es su nuevo sueño. "Mi máxima preocupación es mi futuro. Si no consigo tener recursos y patrocinadores, mi carrera deportiva se acaba. No entro en los planes de la Barcelona World Race —algo absolutamente inexplicable— ni de nada, con lo que estoy en un embudo que me agobia. Estoy en un nivel muy bueno, he ganado muchas cosas, he conseguido hitos para España, pero no hay reconocimiento. Que no es que lo busque para mí, sino para conseguir financiación. Es un miedo al futuro que, tristemente, en España pasa como norma general".

BIO Alex Pella Valette (Barcelona, 2 de noviembre de 1972) es el segundo de cuatro hermanos, todos ellos profesionales de náutica y de la vela. Empieza a navegar desde muy pequeño a bordo del crucero familiar. Alex ha navegado en todo tipo de barcos de regatas, desde los más ligeros hasta los Maxi- MultiCascos oceánicos más sofisticados. Lleva pescando éxitos desde 2003.