Todo fue una broma. Los aficionados que se disfrazaron como "la familia de Hamilton" en Montmeló, con pelucas y las caras pintadas de negro, en una imagen que ha dado la vuelta al mundo como símbolo de los insultos racistas a Lewis Hamilton, no querían ofender a nadie.
Toni Calderón, el que aparece en el centro de la foto de más arriba, cuenta al diario Público que él y sus seis compañeros han sido víctimas de los ultras que había en Montmeló; que les pareció buena idea disfrazarse, dado que era Carnaval. "Queríamos dar un toque de humor a las gradas", asegura. Pero tuvieron mala suerte: fueron a ver los entrenamientos el domingo, el día después de los insultos a Hamilton y todo se sobredimensionó.
Avergonzado
"No teníamos la más mínima intención de ofender a nadie, ni mucho menos a Hamilton", asegura Calderón. "No soy racista y me da vergüenza aparecer como tal en toda la prensa inglesa. Además, como yo estoy en el centro de las fotos, aparezco como el pringao en todas partes".
Calderón y sus amigos viajaron desde Girona el domingo, 24 horas después de los incidentes, que aún tenían poca repecusión. "Nadie nos avisó de nada. Al contrario, las taquilleras nos miraron divertidas y hasta los de Seguridad se reían al vernos. De hecho, muchos pensaron que éramos seguidores de Hamilton y nos hacían fotos", prosigue Calderón.
Por último, asegura que si lo llega a saber no se disfraza. Tampoco le importaría dar explicaciones a McLaren y al propio Hamilton si éstos se lo pidieran.
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