No fue un partido brillante el del Real Madrid en Milán en su estreno en la Champions. Sufrió ante el Inter en una mala primera mitad, pero se supo rehacer, creció tras el descanso y su ambición final le dio el premio de la victoria sustentado en un gran Courtois y el gol de Rodrygo casi con el tiempo cumplido (0-1).
Los problemas defensivos sufridos ante el Celta el domingo, unido a la complicada visita a Milán, sacaron el lado más conservador de Carlo Ancelotti, que puso a Lucas Vázquez –garantía de trabajo– en el extremo derecho y a Nacho en el lateral zurdo.
La apuesta no salió nada bien, y solo un milagro evitó que los neroazzurri se adelantaran en el marcador en la primera parte.
Lautaro y Dzeko fueron una pesadilla para la zaga blanca y una combinación entre ambos acabó en un chut del bosnio al que respondió un inmenso Courtois.
El Madrid no era capaz de generar su fútbol, incapaz de superar la presión interista. Un cabezazo de Skriniar y otro de Lautaro, este a bocajarro y totalmente solo, fueron los siguientes sustos para un conjunto blanco desbordado.
Solo en una ocasión inquietaron los madridistas la meta italiana, en un contragolpe que finalizó en un centro de Valverde que Benzema remató demasiado forzado.
La primera mitad finalizó con el Inter agobiando la meta blanca. Un cabezazo de Lautaro se fue a centímetros de uno de los palos, igual que un disparo desde la frontal de Brozovic. El descanso le supo a gloria a los madridistas.
El paso por vestuarios le sentó de maravilla a los de Ancelotti, que acariciaron el gol en una jugada que no encontró el remate de Vinícius.
Vinícius mete otra marcha
El choque había cambiado. De ser un monólogo italiano a ser un ida y vuelta en el que cualquiera de los dos podía marcar. Courtois se lució con un paradón a bocajarro en un testarazo de Edin Dzeko en unos minutos de dominio local, mientras que dos jugadas de Vinícius llevaron el terror al público italiano y un disparo del brasileño lo salvó la zaga transalpina.
En los minutos finales, el que no se conformó fue el Madrid, y casi sobre la bocina recibió su premio. Camavinga recibió dentro del área, tocó de manera sutil para Rodrygo y el remate del brasileño le dio un triunfo que vale oro y que no puede saber mejor.
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