‘Antidisturbios’, la serie de Movistar Plus+ que odiaron los sindicatos policiales y amó el resto de España

La producción de Rodrigo Sorogoyen hizo coincidir, en sus elogios, a la crítica especializada y al público, y sólo encontró detractores en el seno de la policía.
Vicky Luengo en 'Antidisturbios'
Vicky Luengo en 'Antidisturbios'
Cinemanía
Vicky Luengo en 'Antidisturbios'

“Salgo deslumbrado”, “la mejor serie española del año”, “Un portentoso thriller”… En 2020, el Festival de cine de San Sebastián proyectó los dos primeros episodios de Antidisturbios y la reverencia general de la crítica fue inmediata. Poco después, la serie llegó completa a Movistar Plus+ y las aclamaciones se multiplicaron. El público se hizo a un lado al paso de Antidisturbios, que, tres años después, continúa encabezando en Filmaffinity la lista de series españolas con mayor puntaje.

En su triumphus, la producción de Sorogoyen ganó el Feroz y el Forqué a mejor serie dramática, y sólo el hecho de coincidir con Patria la privó de más reconocimientos. Sin embargo, como en las ceremonias romanas, alguien debía representar el ingrato papel del agorero. Es decir: alguien tenía que recordarle a Antidisturbios que era mortal y que, como tal, no era inmune a ser violentamente odiada y vapuleada. Para este puesto, los sindicatos policiales se presentaron voluntarios.

La serie de Sorogoyen y Soler ve las idas y venidas de los agentes antidisturbios por el barrio de lavapiés (más concretamente, la plaza de Nelson Mandela) o las proximidades del Santiago Bernabéu, entre otros lugares.
'Antidisturbios'
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¿Por qué la policía criticó 'Antidisturbios'?

Aunque Dominic West, en The Wire, interpretaba a un policía de ingenio afilado y vida familiar tumultuosa, es muy posible que en los cuerpos de seguridad de Baltimore haya más de un oficial felizmente casado, abstemio y de entendederas vulgares. De igual forma, es de esperar que, en el colectivo de profesores de química, sea minoría el grupo de los que sintetizan metanfetamina. Nada de esto pareció afectarle a sindicatos policiales como SUP, CEP o Jupol, que arremetieron contra Antidisturbios porque “manchaba la imagen de la Policía Nacional”.

Los motivos eran los siguientes: como uno de los antidisturbios de esta serie se droga en un par de secuencias, SUP creyó necesario señalar que “los agentes no son drogadictos” sino "personas normales". Por la misma razón, criticaron que, en algunas escenas, los antidisturbios de Sorogoyen se desmadrasen y abusaran de la porra, porque “los agentes no son agresivos”.

Probablemente la propuesta española más interesante de 2020. Un equipo de antidisturbios compuesto por seis agentes es encargado de ejecutar un desalojo en Madrid. La operación se complica en una escala de violencia y termina en tragedia, lo que llevará a los seis policías a estar investigados por Asuntos Internos. A medida que avanza la investigación saldrán a la luz oscuros secretos que implican consecuencias mucho mayores. Esta creación de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña se ha ganado el favor de la crítica gracias a su potencia, grandes dosis de adrenalina y un retrato muy creíble y cuidado de cada uno de los personajes.
'Antidisturbios'
Cinemanía

Como la propia productora se encargó de señalar, Sorogoyen y Peña (su guionista de confianza) acudieron a la Dirección General de la Policía en busca de asesoramiento y esta, además de prestárselo, les ofreció uniformes y la posibilidad de grabar en las instalaciones. Para CEP, esto forzaba a la DGP a “dar explicaciones urgentes”, ya que el resultado era, en su opinión, una “serie que ofende a 2.500 compañeros con mentiras y clichés”. Jupol apostó por la economía lingüística y resumió su parecer en cuatro palabras: “Es una auténtica basura”

¿Llevaban razón?

Pese a lo que pudiera pensarse, Antidisturbios no es una serie que avillane a las fuerzas del orden. Más bien al contrario, como ocurre en la secuencia en la que un grupo de antidisturbios tratan de controlar a una enfebrecida masa de ultras antes de un partido, la serie de Sorogoyen retrata la presión a la que los agentes son sometidos. Como cualquier grupo humano, entre los antidisturbios de la ficción los hay leales, rectos, aviesos y belicosos, pero incluso en los dos últimos casos, el título de Movistar Plus+ se esfuerza por comprender sus razones y sus actos.

La ficción española nos ha regalado en las últimas semanas dos de las series más aclamadas del año. Primero llegó Patria, la esperada adaptación del best-seller de Fernando Aramburu para HBO, y después Antidisturbios, con Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. En esta brillante segunda apuesta, seguimos a un grupo de antidisturbios (Hovik Keuchkerian, Raúl Arévalo, Roberto Álamo, Patrick Criado y Álex García, Raúl Prieto) que debe hacer frente a una investigación de Asuntos Internos, liderada por Laia Urquijo (magnífica Vicky Luengo). Un furgón policial del que no querrás bajarte.
'Antidisturbios'.
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Al margen de la clásica dicotomía entre ficción y realidad, Antidisturbios toma como molde varios sucesos fácilmente reconocibles y que, en mayor o menor grado, son representados en la serie, desde un comisario bien pertrechado de información, que ha obtenido a través de medios discutibles, al que sólo lo separa de Villarejo el nombre, hasta el barco en el que viajaron los agentes que reprimieron las manifestaciones del 1 de octubre en Cataluña. 

Respecto al malogrado desahucio con el que Antidisturbios da comienzo, y en el que una actuación fallida de los policías se traduce en la muerte de un inmigrante, algunos espectadores detectaron paralelismos con el fallecimiento del mantero Mame Mbaye durante una redada en la madrileña plaza de Nelson Mandela.

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