Las muertes de los actores suelen tener un gran impacto entre los espectadores de España y de todo el mundo en general, sobre todo si se trata de fallecimientos completamente inesperados y trágicos en circunstancias poco comunes. Pero hay ocasiones en las que incluso las estrellas de Hollywood fenecen en el propio lugar de trabajo.
A lo largo de toda la historia del cine ha habido numerosos casos en los que actores han sufrido un percance en pleno rodaje de una película y han muerto. Desde paros cardíacos hasta accidentes con helicóptero, son numerosas las desgracias que han ocurrido durante la producción.
Brandon Lee
Probablemente, la tragedia más conocida acontecida en un set sea la de Brandon Lee, el hijo de Bruce Lee (que también murió en extrañas circunstancias). El actor de 28 años se encontraba filmando la película El cuervo (1995) cuando recibió el impacto de una bala real en vez de una de fogueo. Los especialistas en armas de fuego manipularon erróneamente las pistolas y el proyectil mortal impactó en el abdomen de Brandon y penetró en varios órganos vitales. Murió el 31 de marzo de 1993.
Vic Morrow
Igual de trágica fue la muerte de Vic Morrow once años antes. La madrugada del 23 de julio de 1972, el neoyorquino de 53 años estaba rodando una secuencia para la película de En los límites de la realidad donde sujetaba a dos niños asiáticos de seis y siete años, contratados ilegalmente, para simular que el personaje se encontraba en la Guerra de Vietnam. El helicóptero que formaba parte de la escena perdió el control debido a varias explosiones ‘controladas’ y cayó al suelo, decapitando a Morrow y a uno de los niños. El otro falleció aplastado.
Tyrone Power
El padre de la cantante Romina Power (famosa por el dúo que formaba con Al Bano) se encontraba rodando Salomón y la reina de Saba en Madrid cuando el 15 de noviembre de 1958 sufrió un paro cardíaco mientras las cámaras filmaban una toma. Fue trasladado al actual Hotel InterContinental, pero, tras desmayarse al llegar y ser examinado, se le llevó a la Clínica Ruber, donde certificaron su muerte a los 44 años.
Oliver Reed
Elegido para el papel de Próximo en la Gladiator de Ridley Scott, la cual ya tiene reparto para su secuela, Oliver Reed decidió no tomar alcohol durante el rodaje a pesar de que era adicto. Cuando faltaban solo unos días para finalizar la producción, el 2 de mayo de 1999 entró en un pub de La Valetta (Malta) donde se encontró con cinco jóvenes de la Marina británica y se retaron para ver quién podía beber más.
El actor ingirió tres botellas de ron jamaicano, ocho botellines de cerveza alemana y varios whiskys dobles, lo que, sumado a algunos duelos de pulsos, hicieron que falleciese de un ataque al corazón a los 61 años.
John Ritter
Uno de los cómicos más célebres de la televisión estadounidense en los 90 y principios de los 2000 fue John Ritter, que mientras rodaba la serie No sin mis hijas, en la que aparece junto a Kaley Cuoco (que a punto estuvo de protagonizar la secuela de Puñales por la espalda) sufrió una disección aorta provocada por una enfermedad congénita que nunca llegaron a diagnosticar. El californiano falleció el 11 de septiembre de 2003, cuando estaba a punto de cumplir 55 años.
Roy Kinnear
Al igual que Tyrone Power, Roy Kinnear murió en un hospital de Madrid el 20 de septiembre de 1988 a causa de una caída del caballo mientras rodaba El regreso de los mosqueteros. Este incidente le provocó una rotura de la pelvis, lo que derivó en un paro cardíaco y, finalmente, en su muerte a los 54 años. El director de la cinta, Richard Lester, se retiró tras el fallecimiento del actor británico.
George Camillieri
En Troya (2004) hubo numerosos extras para poder recrear los ejércitos combatientes. Uno de ellos fue George Camilleri, que se fracturó la pierna en una escena luchando con espadas y, aunque se trate de una lesión aparentemente fuera de peligro, el actor acabó falleciendo al producírsele dos coágulos de sangre derivados del accidente.
John Erik-Hexum
El 18 de octubre de 1984, mientras rodaba un episodio de su futura serie Cover Up, el actor John Erik-Hexum falleció a causa de lo que comenzó como una broma: el propio actor se puso una pistola de fogueo en la sien y disparó. La ínfima distancia hizo que la potencia del arma le fracturase el cráneo y restos de metralla le dañasen el cerebro. Tras varios días en coma, falleció a los 26 años de edad.
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