Las mejores frases y momentos de Hayao Miyazaki, el maestro del anime y alma de Studio Ghibli

Hayao Miyazaki cumple 83 años, y para celebrarlo reunimos lo mejor que nos ha dejado en entrevistas y conferencias públicas a lo largo de todo este tiempo.
No, Hayao Miyazaki no ha muerto
Hayao Miyazaki cumple 83 años
Cinemanía
No, Hayao Miyazaki no ha muerto

Este 5 de enero celebramos el 83 cumpleaños de Hayao Miyazaki, uno de los directores japoneses más conocidos a nivel internacional y el considerado por muchos como una de las figuras más relevantes del anime. Esto se debe principalmente a su gran contribución al género a través de Studio Ghibli, compañía que él mismo fundó en 1985 junto a Isao Takahata y el productor Toshio Suzuki.

El legado que nos ha dejado el cineasta es demasiado extenso como para resumirlo en un par de líneas. Él ha estado detrás de grandes clásicos como Mi vecino Totoro (1988), El viaje de Chihiro (2001) o El castillo ambulante (2004). Ha sido la mente creativa que ha concebido historias llenas de imaginación y belleza, mundos repletos de contrastes que reflejan su propia personalidad. 

Porque aunque Miyazaki haya creado películas entrañables, su propia forma de ser es bastante más complicada y, a veces, incómoda para algunos. Repasamos algunos de sus grandes momentos en entrevistas y comparecencias para quedarnos un poquito más con la esencia de este gran cineasta.

Un carácter inquebrantable 

Hayao Miyazaki será muchas cosas, pero desde luego no se le puede definir como alguien fácil de convencer. Parecía que El chico y la garza iba a ser su última película, pero ya recorre las oficinas de Studio Ghibli con nuevas ideas y, por supuesto, es imposible detenerle. Pero este rasgo de su personalidad ya lo conocemos desde hace tiempo. 

También es fácil adivinar que no tiene pelos en la lengua, como demostró cuando le enseñaron un modelo creado por inteligencia artificial de una persona deforme y con problemas de movilidad. "Estoy totalmente disgustado. Si realmente quieres hacer cosas espeluznantes, puedes seguir adelante y hacerlo. Yo nunca desearía incorporar esa tecnología a mi trabajo. Creo firmemente que es un insulto a la vida misma", le dijo el cineasta a uno de los responsables de la animación.

Sin embargo, aunque muestre su rechazo cuando lo considera oportuno y sin rendirle cuentas a nadie, Miyazaki también es alguien que entiende el paso del tiempo y lo acepta, aunque siga empeñado en hacer las cosas como él bien sabe (y nosotros lo agradecemos).

"Si el dibujo a mano es un arte en descomposición no podemos hacer nada al respecto. La civilización avanza. ¿Dónde están los que pintaban frescos ahora? ¿Y los paisajistas? ¿Qué hacen ahora? El mundo está cambiando. Me siento muy afortunado por haber realizado el mismo trabajo durante 40 años. Eso es muy raro en cualquier época. Actualmente pienso que el CGI tiene el potencial de igualar e incluso superar lo que la mano del hombre puede hacer", afirmó el director en una entrevista con The Guardian en 2005.

Su visión de la industria

Nadie duda de que Miyazaki es una de las figuras más importantes en la historia del anime. Su legado es prueba de ello. Esto no ha impedido que el propio cineasta sea excesivamente crítico con su propia industria. A él se le atribuye que una vez afirmó que "el anime fue un error", pero realmente nunca dijo eso, sino que su crítica iba dirigida en otra dirección.

"Si no pasas tiempo observando a la gente real, no puedes dibujarlas, porque nunca lo has visto. Hay gente que se pasa la vida interesada solo en sí misma. Casi toda la animación japonesa se produce sin apenas basarse en la observación de personas reales. Está producida por humanos que no soportan mirar a otros humanos", afirmó en 2014 en una entrevista de la que se extrajo erróneamente la frase sobre el anime.

Su forma de retratar a las mujeres

La crítica a quienes se dedican a la animación sin experimentar el mundo real vino a raíz de su opinión sobre los dibujos exagerados de los personajes femeninos, muchas veces representados con proporciones imposibles. Miyazaki prefiere hacer las cosas de otra manera, y películas como La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro dan fe de ello.

"Muchos de mis filmes tienen protagonistas femeninos fuertes, chicas valientes y autosuficientes que no se lo piensan dos veces a la hora de luchar por lo que creen de todo corazón. Necesitarán un amigo o un apoyo, pero nunca un salvador", explicó en una entrevista con The Guardian en 2013.

Los frikis de los 80 habían madurado y ya no estaban para rolerismos, pero no importaba: una nueva generación, criada a los pechos del manga y el anime, había llegado para quedarse en los 90. Además de para familiarizar a los espectadores occidentales con el nombre de Hayao Miyazaki, esta película sirvió de inspiración para jugadores de 'La leyenda de los cinco anillos' y otros juegos de temática oriental. Ojo: la princesa del título es de las que pegan.
'La princesa Mononoke' llegó a los cines en 1997
Studio Ghibli

Una visión compleja del mundo

Que Miyazaki es bastante pesimista no es ningún secreto, pero eso no quiere decir que toda su personalidad se base en eso. Él mismo explicó la dualidad en su interior durante una entrevista con The Guardian en 2005: "Cuando alguien de mi equipo tiene un hijo no puedes hacer otra cosa que desearle un buen futuro. Porque no puedo decirle a ese chico: 'No deberías haber venido a este mundo'. Y aun así sé que todo está yendo en una mala dirección. Con esos pensamientos contradictorios pienso en el tipo de películas que debería hacer".

Diez años antes, durante una de sus propuestas para La princesa Mononoke, el director reflejó una idea que va en la misma línea: "No puede haber un final feliz entre los dioses enfurecidos y los humanos. Sin embargo, incluso en medio del odio y las matanzas, hay cosas por las que merece la pena vivir. Puede ser un encuentro maravilloso o algo hermoso. Representamos el odio, pero es para enseñar que hay cosas más importantes. Retratamos una maldición para luego mostrar la alegría de la liberación".

Si hablábamos de padres animados a raíz de Disney y 'Goofy e hijo', tampoco podemos olvidarnos de otro estudio que ha hecho lo mismo e incluso más por unir a padres e hijos, en este caso hijas. En 'Mi vecino Totoro' las hermanas Satsuki y Mei se trasladan a un pequeño pueblo en el campo. Debido a una enfermedad de su madre, las chicas pasan mucho tiempo junto a su padre, un profesor universitario que les llena la cabeza de historias de criaturas mágicas, sin saber que sus dos hijas están a punto de conocer e incluso hacerse amigas de una de ellas. Todo un clásico de Studio Ghibli.
'Mi vecino Totoro' (1988) es uno de los grandes clásicos de la animación japonesa
Studio Ghibli

En el catálogo de Studio Ghibli encontramos tanto historias coloridas como tragedias con la guerra como escenario. Hasta Mi vecino Totoro, una de las obras más infantiles e idílicas de la compañía, los dos pequeños protagonistas sufren por la enfermedad de su madre. Al final, el cineasta cree que es importante enseñar la dualidad del mundo, aunque los propios niños se acaban dando cuenta de que no todo es de color rosa. Son estas enseñanzas las que hacen que las películas del maestro Miyazaki sean tan memorables y se hayan ganado un hueco en nuestros corazones.

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