Mientras Ridley Scott se encogía de hombros ante el pesimismo de un Scorsese al que se le agota el tiempo, Clint Eastwood, con sus 93 años, acaba de rodar su próxima película, Juror#2. La imagen de Eastwood, con el pelo blanco alborotado y una inusual barba, parecía provenir de otra época: lejos ya el adusto Blondie de Leone e, incluso, el atractivo fotógrafo de Los puentes de Madison. Clint ha alcanzado una edad que se le resistió a John Ford y a Don Siegel y que le quedó muy lejos a su admirado Peckinpah, muerto a los 59 años. Como el cine, Eastwood ha envejecido. Y como el cine, no se detiene.
En Juror#2, se ha acompañado de Nicholas Hoult, Toni Colette y Kiefer Sutherland. Dicen que esta será su última película aunque, en realidad, este rumor pertenece más al reino de las posibilidades tétricamente probables que al de las certezas. Mula también iba a ser su última película y, después, vinieron tres más. En caso de que el ganador de cuatro estatuillas siguiera adelante, aún tendría muy difícil hacerse con uno de los pocos reconocimientos que le faltan: el del director más longevo en gritar “¡Rodando!”. Te presentamos a los cineastas a los que no pudieron doblegar el cansancio creativo, el reuma o el golf.
Manoel de Oliveira: 106 años
A sus espaldas hay más de un siglo de cine. De Oliveira es el director más prestigioso de Portugal y, desde que se pusiera por primera vez tras una cámara en 1931 (Ridley Scott ni siquiera había nacido y el imponente Clint Eastwood era un adorable bebé), ha trabajado con todos los formatos posibles: documental, largometraje, cortometraje y miniserie (suya la valorada ficción de seis episodios Amor de perdición).
Con una carrera tan extensa, ha tenido tiempo, incluso, de despedir a otras leyendas del cine, como Mastroianni, al que dirigió en su última película, la conmovedora Viaje al principio del mundo. De Oliveira no dejó de rodar hasta el último día de su vida: en 2015, murió a los 106 años. Unos meses antes, había estrenado un documental sobre las energías renovables. El vetusto de Oliveira andaba preocupado por el porvenir.
Leni Riefenstahl: 100 años
Excepto por su longevidad y talento, poca relación guardan entre sí Manoel de Oliveira y Leni Riefenstahl. De la alemana eran los ojos que inmortalizaron a Hitler en ese prodigio siniestro llamado El triunfo de la voluntad y que filmaron, desde todos los ángulos posibles, a los atletas olímpicos de Berlín en Olimpiada. Pero esos ojos permanecían cerrados desde hacía décadas. Su última película había sido Tierra baja, que se estrenó en 1953 aunque había sido rodada durante la Segunda Guerra Mundial.
El ejército francés la confiscó y Riefenstahl denunció que la habían mutilado. En consecuencia, la cineasta le dio la espalda al cine y se marchó a África. Y cuando el mundo ya se había olvidado de ella, Leni se lanzó al mar y grabó un documental sobre la vida submarina titulado Impresiones bajo el agua. Por entonces, tenía 100 años y aún viviría 365 días más.
Kaneto Shindō: 98 años
Hay pocas filmografías orientales tan eclécticas como la de Kaneto Shindō: suya es la tenebrosa Onibaba, la lánguida La isla desnuda, Los niños de Hiroshima (una de las primeras narraciones japonesas sobre los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki) y suyo es el guion de Historia de Hachiko, que en 2009 Lasse Hallström convertiría en la película que más personas se niegan a ver por segunda vez, y no precisamente porque no les hubiera gustado en primera instancia. Shindō se despidió del cine a los 98 años con Postal y falleció dos años más tarde.
Claude Lanzmann: 92 años
Su obra se concentra en torno a un solo título que, eso sí, sobrepasa las nueve horas, Shoah. Considerado una obra maestra en el género documental, Lanzmann rastreó en Shoah las duraderas y profundas huellas del horror nazi, entrevistándose con prisioneros de los campos de concentración y conquistando, según el crítico Roger Ebert, una de las “cumbres de la historia del cine”. En 2018, precisamente el año en que Lanzmann falleció, se estrenó la serie Las cuatro hermanas, ensamblada con material descartado de Shoah.
Alain Resnais: 92 años
Uno de los padres de la nouvelle vague, autor de Noche y niebla o de la transformadora Hiroshima, mon amour, Alain Resnais nunca se tomó un descanso: filmó casi 40 películas, seis de ellas durante la última década de su vida. La definitiva fue Amar, beber y cantar, una divertida comedia que remataba su progresivo alejamiento de la introversión intelectual de sus largometrajes principales.
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