ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Las circunstancias

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Y Sánchez volvió a decir que no. Su explicación resulta tan lógica como decepcionante para –seguramente- una gran mayoría de ciudadanos que no quieren la posibilidad cada vez más cercana de unas terceras elecciones. Dice Sánchez que no va a dar la izquierda el poder a Rajoy cuando no se lo da ni la propia derecha. Y es verdad. O mejor dicho, sería verdad si la realidad no fuera más compleja.

Es verdad que el PP no ha sumado en todos este tiempo de negociación un solo escaño a sus pretensiones de mantenerse en el poder y la soledad de Génova se hace cada día más patente. ¿Qué presunta responsabilidad obligaría a quien se ha considerado de izquierdas de toda la vida a permitir un gobierno conservador? Realmente no existe una razón evidente para que Sánchez no diga otra vez que no a Mariano Rajoy ¿Dónde está entonces el problema? Pues seguramente en las circunstancias.

Ocurren y concurren varias cosas que hacen de esta situación algo diferente. Ocurre, por ejemplo, que ya no estamos instalados en el bipartidismo y que el PSOE del Siglo XXI ni es ni puede seguir siendo la izquierda por antonomasia porque a su izquierda, a la izquierda de la histórica izquierda, no está casi la nada de un comunismo decadente sino una fuerza rara, seguramente imposible a la hora de la verdad, pero que ha situado las piezas del mapa político en otra posición. Y la culpa de que no haya un gran pacto de izquierdas no se le puede echar a Rajoy que ni pincha ni corta en esa historia: es el propio PSOE quien no contempla hoy esa posibilidad lo mismo que fue Podemos quien la evitó en el intento de Sánchez con Ciudadanos.

Y ocurre que los partidos "cercanos" al PP, que no son otros que los nacionalistas y el siempre dispuesto pero poco Ciudadanos, andan en unas batallas que hace imposible cualquier pacto con un partido constitucional. Loa catalanes porque siguen metidos en su pesadilla independentista y claramente enfrentados al estado de derecho y los vascos porque tienen elecciones dentro de dos días y no se pueden permitir el lujo de que nadie les vea de la mano del PP en ningún sitio.

Y ocurre además que llevamos ni se sabe sin gobierno y sin presupuestos y desde Bruselas –nos guste o no- empiezan a urgirnos con más recortes. Lo diga Rajoy o su porquero, un gobierno sostenido por los dos grandes partidos sería la mejor solución para hacer frente a esas demandas y negociar unas reformas menos radicales.

Se me dirá que cómo va el PSOE a entrar en eso si está predicando desde el minuto uno la derogación de la reforma laboral iniciada, no lo olvidemos, por Zapatero. Y es verdad que no sería nada fácil de explicar todo esto a una parte de las bases más exigentes. El problema es que –también ocurre- esa parte más "airada" ya no ha votado PSOE sino Unidos Podemos, dejando a los de Ferraz con el peor resultado de toda su larga historia y bajando. Y esto no se suele decir mucho pero ahí están los datos.

¿Significa eso que Sánchez debe rendirse al PP? No lo sé. Lo que si voy teniendo cada vez más claro son dos cosas: que el personal no está por la labor de unas terceras elecciones y que lo importante no es la formación de un gobierno sino la posibilidad de que ese gobierno pudiera y sobrevivir un poco dentro de Europa en una candidatura corta que sirviera para salir del atolladero de fuera y aclarar opciones en el de dentro.

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