Piden seis meses de cárcel para el acusado de apalear hasta la muerte a una gata

  • El acusado se declara "amante de los animales".
  • Ocurrió en verano de 2006 en el distrito barcelonés de Nou Barris.
  • La Fiscalía pide una indemnización de 1.000 € para la dueña de la gata.
  • El hombre asegura que intentaba ayudar al animal herido.
El Juzgado Penal número 20 de Barcelona ha juzgado a un hombre, que se declara "amante de los animales", acusado de matar a palos a una gata en verano de 2006 en el distrito barcelonés de Nou Barris. La Fiscalía solicita una pena de seis meses de prisión y una indemnización de 1.000 euros para la dueña de la gata.

La propietaria del animal, María Teresa G.G., explicó a la magistrada que la noche del 8 de junio de 2006 había salido con su novio para comprar tabaco, cuando se encontraron al acusado, Pedro G.C.A.,
golpeando a un gato --que resultó ser suyo-- con un palo en el cruce de las calles Llosa y S'Agaró, en el barrio de la Trinitat Nova.

Cuando se acercaron, el procesado empujó al animal bajo un coche. Instantes después, llegaron el hermano de María Teresa G.G., Raúl, y un amigo suyo, quienes aseguraron que también vieron como el imputado
escondía el animal debajo del vehículo.

Minutos más tarde, aparecieron dos mossos d'Esquadra, que recogieron a la gata, con varios golpes en la cabeza, y se la entregaron a la dueña, que la sostuvo en sus brazos mientras
agonizaba hasta morir, añadió la chica visiblemente afectada.

El acusado, sin embargo, sostuvo que su mujer le dijo que mientras
paseaba a los dos perros que tienen, había encontrado un gato herido debajo de un coche, por lo que la pareja salió a la calle. Cuando se encontraron frente al animal, Pedro G.C.A. cogió el bastón que utilizaba su esposa y lo tocó suavemente en la cabeza para saber si estaba herido.

La gata se mostró agresiva y decidieron no tocarla por miedo a que los mordiera o arañara, así que se sentaron a decidir si llamaban a su veterinario, y hacerse cargo de los gastos, o a la protectora de animales para que lo fueran a buscar. Fue entonces cuando llegó María Teresa G.G. con su novio y poco después, el hermano de la chica --que
empezó a insultar al procesado y a su mujer-- y un amigo de éste.

El abogado del procesado pidió la absolución de su cliente, ya que la mascota no murió por su culpa, sino porque su dueña lo dejaba suelto y no lo vigilaba, y al ver que había fallecido decidió culpar al hombre que intentaba ayudar al animal. El procesado y su esposa explicaron que a parte de los perros, tienen un
conejo enano como mascota.
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