Las aerolíneas estadounidenses Delta y Northwest se declaran en bancarrota

Delta y Northwest, la tercera y cuarta aerolínea de EE UU respectivamente, presentaron anoche una petición para someterse a la protección de las leyes de bancarrota afectadas por años de altos costos y descenso de sus negocios, así como la última subida del crudo.
Delta es la tercera aerlínea en EE UU
Delta es la tercera aerlínea en EE UU
Delta es la tercera aerlínea en EE UU

De las siete mayores aerolíneas de EEUU, ya son cuatro las que están quiebra.

Las otras dos son United Airlines, que a finales de 2002 se declaró en bancarrota y que aún espera salir de ella, y US Airways, que el año pasado se vio obligada a presentar su segunda bancarrota en dos años, al no poder con la competencia de las nuevas aerolíneas de bajos precios, debido a sus altos costos y caída de ingresos.

Las únicas tres grandes empresas del sector que han sorteado las severas dificultades de los últimos cinco años han sido American Airlines, Continental y Southwest, esta última gracias no sólo a sus bajos costos, sino también a una estrategia de comprar el combustible a precios fijos.

Para los analistas, aunque Delta y Northwest presentan problemas parecidos, el caso de ambas no es perfectamente comparable.

Por un lado, se cree que Delta debe declarase en bancarrota para poder seguir existiendo, mientras que en el caso de Northwest se trata de una decisión menos desesperada, pero igualmente necesaria para la supervivencia de la compañía a largo plazo.

Delta se enfrenta desde hace años a los problemas propios de una gran aerolínea: altos costos de mantenimiento y salarios elevados de sus empleados, la fortaleza de sus sindicatos y la mayor competencia de las compañías de bajos costos.

Desenso del número de pasajeros

A esto se suma el descenso del número de pasajeros provocada primero por la desaceleración económica de 2000 y luego por los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero lo que asestó el golpe más duro ha sido la subida de los precios de los combustibles en los últimos meses, y en particular tras el paso del huracán Katrina por el sur de EEUU, lo que no sólo hizo subir el crudo, sino que también interrumpió rutas de la compañía e hizo caer su volumen de pasajeros.

Todo esto deja poco espacio a Delta para que siga operando sin recurrir a la protección que otorgan las leyes de bancarrota.

La situación de Northwest es algo distinta, pues a juicio de los expertos, cuenta con suficiente dinero en efectivo para seguir funcionando por un tiempo considerable. De allí que se crea que la declaración de bancarrota se deba más que nada a la oportunidad de operar algunos meses protegida de sus acreedores y con mayor poder para negociar con sus sindicatos.

Se estima que la empresa necesita recortar cerca de 1.400 millones de dólares en gastos, y que buena pare de estos ahorros podría venir de contratos negociados con sus trabajadores bajo las condiciones excepcionales de la bancarrota, que dan a la empresa mucho mayor poder para presionar a sus empleados.

Con todo, los analistas no prevén que ni Delta ni Northwest desaparezcan del mapa. La situación de la industria, aunque es complicada, está lejos de provocar un cierre de una compañía grande, que por su tamaño, complejidad, y por las grandes cantidades de dinero que mueve, difícilmente podría dejar de volar.

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