Manolo Martínez, 50% de Astrud, nos atiende mientras hace la compra con su mujer y su hijo, de apenas 4 meses.

¿Cómo va la vida de padre?

¡Muy bien! Me has pillado en pleno fragor de la batalla (risas).

¿Satisfecho con el nuevo disco?

Mucho, hemos vuelto a trabajar con el Colectiu Borssa, hemos grabado viejos temas y un par de nuevos.

¿Sólo dos?

Sí. La gente nos llamará «dinosaurios del rock», pero soy perfectamente consciente.

¿Cada vez le afectan menos las críticas?

Desgraciadamente, no. Siempre me han afectado muchísimo. Demasiado. Todas me hacen daño: las buenas no me las creo y las malas me las tomo al pie de la letra. Soy un artista moñas, un pupas (risas).

Las de Tú no existes fueron especialmente duras...

Sí. Me sentí muy incomprendido. Me sentó mal el consenso de que era un disco que no había que escuchar. Me afectó tanto que decidí dejarlo estar una temporada.

¿La palabra indie está demasiado sobada?

Yo soy un artista independiente desde siempre, así que no renuncio a esa etiqueta, aunque a veces sí es verdad que se abusa de ella.

Astrud siempre se ha tomado su tiempo para grabar nuevas canciones… ¿No han sentido cierta presión por sacar nuevo disco?

La única manera de hacer discos es sentir esa presión. Soy un tío tirando a vago, poco prolífico. La única manera de ver mis discos con orgullo es que la gente me los pida.

Ha acabado su doctorado en Filosofía... Felicidades

¡Gracias! Estoy orgulloso de haberlo conseguido. No como Santiago Auserón, que lleva desde los ochenta diciendo que va a terminar la tesis (risas).

¿El estatus de Astrud da para vivir bien de la música?

Da para ir tirando. La gente se queja de la piratería, pero yo me apaño bien con los conciertos.

BIO. Manolo Martínez y Genís Segarra fundaron Astrud en 1995 en Barcelona. Han publicado cinco discos y tienen un sexto para lanzar, en directo, y editado por Elefant.

Teatro Circo Price, Ronda de Atocha, 35.

Metro: Embajadores. 20.30 h. 15 y 18 a.

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