Un brindis con agua del grifo. Eso es lo que han hecho esta mañana el delegado de Gobierno, José Fernández Chacón y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Francisco Tapias, ante los medios de comunicación. De esta forma han celebrado la finalización de las obras de infraestructuras de la desalinizadora y la planta de afinos.
Una inversión millonaria
Todo ello ha sido posible gracias a un ambicioso programa estatal que ha dejado en la ciudad una inversión de 41 millones de euros. No obstante, todavía hay que mejorar la red de distribución, una acción que depende directamente de la Ciudad Autónoma, pero que contará nuevamente con la apuesta del Gobierno central, que invertirá 18 millones de euros.
“Vamos a iniciar las obras de mejora de la red que, con toda seguridad, van a proporcionar un abastecimiento adicional”, aseguró Tapias.
Una apuesta incompleta
Mientras se proyectan estas nuevas obras, el delegado de Gobierno desconoce aún si todos los hogares melillenses disfrutarán de esta agua de calidad. Durante el pasado verano fue el propio Fernández Chacón quien aseguró que tres barrios de la ciudad no estaban conectados al sistema general de abastecimiento. Hoy por hoy afirma que desconoce si esta situación ha cambiado.
Para finalizar, el delegado concluyó que “Melilla ya puede decir con orgullo que tiene asegurada el consumo de agua potable para siempre”.
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