Cuando no es Mireia es Ona, las chicas del waterpolo, las del fútbol o las del baloncesto. Mientras Neymar estornuda o Mbappé se tropieza con una tarifa de miles de euros al minuto, ellas coleccionan horas de entrenamiento y medallas por doquier. ¿Tienen todo el reconocimiento que se merecen? Descaradamente no.
OPINIÓN28.07.2017 - 06:37h
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