MERCEDES GALLIZO. EXDIRECTORA GENERAL DE INSTITUCIONES PENINTENCIARIAS
OPINIÓN

Gobernar es fácil con los ojos cerrados

Mercedes Gallizo, colaboradora de 20minutos.
Mercedes Gallizo, colaboradora de 20minutos.
JORGE PARÍS
Mercedes Gallizo, colaboradora de 20minutos.

Tomo prestado el título de la deliciosa película de David Trueba, que a su vez es un fragmento de la canción de John Lennon Strawberry fields forever. Vivir es fácil con los ojos cerrados, mucho más fácil que si los abres y ves lo que hay. Y gobernar, también.

También es más fácil no gobernar que hacerlo. Y por eso no cuesta mucho imaginarse a los líderes de los principales partidos españoles con los ojos cerrados, esperando en los campos de fresa que alguien (el otro) despeje el horizonte.

Algunos piensan que los electores, ese conjunto de hombres y mujeres caprichosos, han votado de manera muy inconveniente, sin claridad, atendiendo sólo a sus preferencias y no a la gobernabilidad de España, que es en lo que uno tiene que pensar cuando se dirige a las urnas. Estaría bien que en las campañas electorales, en lugar de repartir mecheros o bolígrafos, se repartiesen unos manuales que vinieran a explicar cómo se debe votar para no molestar demasiado, para no crear situaciones de desgobierno. Los españoles no estamos concienciados acerca de esto, por lo que se ve. Dos elecciones seguidas y apenas cambiamos el sentido de nuestro voto.

No es una broma. Que cambiemos el sentido del voto es lo que parece que pretenden quienes deben encontrar opciones de gobernabilidad y no son capaces de hacerlo con los resultados que la soberanía popular -un concepto que se concreta en el voto libre de cada persona- ha concluido nada menos que en dos convocatorias consecutivas a las urnas. Vivir con los ojos cerrados, como si la realidad no existiese. Hasta que no cambie la realidad, no los abrimos.

Pero, quienes asumen el compromiso de presentarse ante la ciudadanía para gobernar un país, asumen también la responsabilidad de hacerlo sobre la realidad existente, no sobre la que a uno le gustaría que fuese. Sería conveniente abrir los ojos. Y tomar decisiones. En política, y en la vida, la mayor parte de las veces uno tiene que optar por lo que le parece menos malo. Lo ideal se alcanza raramente.

El miedo a tomar decisiones, a equivocarse, a que la ciudadanía no entienda y no aplauda lo que se decida, es siempre paralizante. Pero, la vida nos enseña que el mayor error es no decidir. No proponer soluciones viables a los problemas. Esa actitud es la que tiene garantizada la desafección de la ciudadanía. Si se abriesen más los ojos, se percibiría que la mayor parte de las personas valoran que se tomen decisiones si se explica con claridad y honestidad por qué se adoptan, por qué una opción es menos mala que otra.

Malo, aunque fácil, es eludir el gobierno y cerrar los ojos, pero es peor gobernar con los ojos cerrados, como Rajoy. Él ha hecho de esto una filosofía. Y cree que no le ha ido mal. Ha tenido una relativamente cómoda legislatura, con escasa conflictividad social, a pesar de sumar unos pésimos datos en muchos frentes: el déficit, la deuda, el empleo, el fondo de las pensiones; a pesar del escándalo de la financiación del PP, del cerco judicial a muchos de sus dirigentes, de la imputación al propio partido; a pesar de las andanzas del Ministro del Interior; a pesar de la reubicación de los cesados por asuntos turbios en puestazos...

Rajoy ha cerrado los ojos a la parte de la realidad que no le gusta y a las preguntas sobre ella ("la segunda, ya tal") y ha construido un relato falsario sobre una España inexistente, un género del que se ha hecho un virtuoso. Pero, parece que incluso para él ha llegado también el tiempo de abrir los ojos.

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