LOLA GARCÍA
OPINIÓN

Carta a Cristóbal Colón, almirante

Cristobal Colón.
Cristobal Colón.
COLÓN
Cristobal Colón.

Admirado Almirante:

Le escribo desde el Más Acá. Por si llega a leerme. En estos años, personajes con mando ordenan retirar sus estatuas. Os llaman genocida, palabra del siglo XX para designar a los aniquiladores de pueblos. Aunque no consta que mataseis a nadie, tan ocupado en cosmografías, náutica, portulanos, discusiones con reyes de aquí y allá y en ir cuatro veces, que se dice pronto, a tan lejanos parajes. Pero si vuestra fama hubiera decaído, no seguirían vivas las disputas por vuestra cuna. Los italianos señalan a Génova; hay catalanes (que, como españoles, son discordes) partidarios de abolir vuestra estatua mientras otros proclaman que nacisteis en los 'Països'.

Hay polémica sobre si lo vuestro fue 'descubrimiento'. Parece difícil negar que lo fue para los europeos. Y que lo acabó siendo para los nativos, conocedores de la tierra que pisaban, pero no de que era un continente entre dos océanos. En esto, estaban todos in albis com vos, dicho sea respetuosamente.

Con la esperanza de que leáis 20minutos, como hacen tantos compatriotas, quiero transmitiros el pensamiento de un sabio mexicano, el Maestro de América, sobre las consecuencias de vuestros viajes. No se trata de valorar que la primera unviersidad americana fue la hispana de Lima, dos siglos antes que la de Pensilvania; y aún anterior, la primera imprenta, que se adelantó en más de cien años a la primera que los ingleses abrieron en Massachussets. Lo que dijo José Vasconcelos —os hablo del siglo XX y de quien fue rector de la mayor unviersidad de México— fue que deberían hacerse otras clases de monumentos. No a los generales incapaces ni a los políticos infames, sino "al primer borrico de los que trajo la conquista. Enseñaríamos al indio a honrar lo que transformó el ambiente miserable que en nuestra patria prevalecía antes de la conquista, cuando cada pueblo, cada cacique, disponía de centenares de tamemes, indios destinados al oficio de bestias de carga; esclavos que sustituían al burro. Y todavía subsisten en territorios a donde no penetró la conquista". Y concluye: "Si algún buen alcalde les hubiese llevado en pleno siglo XX lo que los españoles repartían desde el XVI, ya se habrían acabado los tamemes. Sería una manera de reivindicar las fuerzas que se se han levantado al indio, en vez de los que solo le aconsejan odio y lo explotan". En fin, Almirante. Ojalá que podáis leer este mensaje.

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