Estamos llegando a donde nadie en el Gobierno central quería llegar. Muy pocos podrán decir que la actuación del Consejo de Ministros ha sido acelerada con Puigdemont. Al contrario, Rajoy quizá se ha tomado con cierta filosofía los plazos para aplicar el 155, con la esperanza de que Puigdemont desanduviese sus pasos. No ha ocurrido, ni ya parece que vaya a suceder. Así que toca ponerse a afrontar lo imposible. ¿Cómo se asume la gestión de una comunidad con 330.000 funcionarios, cientos de empresas públicas y un cuerpo policial que no queda muy claro ante qué ley responde? Aunque el objetivo de aplicar el artículo 155 fuese convocar elecciones, al menos pasarán tres meses entre la intervención y la formación de un nuevo gobierno catalán. Esos meses dan vértigo. Los funcionarios estatales que tengan que gestionar la Generalitat se enfrentan al reto de su vida. Y del resultado dependerá el futuro de todos.