ÁNGELES CASO. Periodista
OPINIÓN

Las papeletas

Ángeles Caso.
Ángeles Caso.
JORGE PARÍS
Ángeles Caso.

Ahora resulta que el problema son las papeletas que nos envían a nuestras casas. ¡Vaya por Dios! No sé ustedes, pero yo siempre he odiado que me lleguen a mi domicilio las papeletas. Es algo que me ofende enormemente por tres razones: la primera, porque detesto que los partidos me traten como si fuera idiota y jueguen a 'facilitarme' el voto, dando por supuesto que, en lugar de molestarme en buscar en el colegio electoral mis propias papeletas, me voy a limitar a coger algunas de mi buzón, por comodidad, ya saben. Como si la democracia no fuera necesariamente un molesto ejercicio de la libertad, la razón y la voluntad.

La segunda razón es que, como ciudadana que paga religiosa y esforzadamente sus impuestos y espera que sirvan para cosas valiosas, me indigna el dineral que se gasta en esas papeletas. Más aún teniendo en cuenta que, en mi caso, van directamente al contenedor de papel. La tercera tiene que ver justamente con mi ecologismo: me duele pensar en los árboles que han sido sacrificados para llevar a cabo ese derroche, y en la contaminación que ha generado la fabricación inútil de todo ese papel.

Ahora resulta que los viejos partidos se niegan a suspenderlos o a realizar un mailing conjunto (idea igualmente rechazable, desde mi punto de vista). La versión más extendida de su defensa es que la gente tiene derecho a garantizarse su voto secreto. Vuelvo a exclamar: ¡Vaya por Dios, y por todos los dioses de aquel viejo territorio que inventó la democracia! Entendámonos: ¿acaso no hay en todos los colegios electorales unas cabinas en las que uno, si quiere, puede meter a cubierto sus papeletas en los sobres? ¿Qué milonga nos están contando...?

Los viejos partidos -y el PP en particular- tienen una acusada tendencia a relacionarse con los ciudadanos como si fuéramos tontos. Todos sabemos que de lo que se trata es de garantizarse la introducción de las papeletas 'adecuadas' en aquellas familias en las que una persona decide por todos, o en las famosas residencias de ancianos donde monjas y demás guardianes de la decencia obligan a sus residentes a entregar la papeleta que ellos les dan y que, habitualmente, pertenece al PP (no, no es una leyenda urbana: hay testimonios gráficos y denuncias del asunto). Pero ellos siguen mintiendo como si no pasase nada. Claro que igual tienen razón: resulta que, a pesar de sus últimos y escandalosos casos de corrupción, a pesar de la inacción de su líder y de las mentiras como esta que nos cuentan todos los días, parece que el PP y sus papeletas a domicilio van a ganar de nuevo las elecciones. ¡Vaya por Dios!

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