Dos años más tarde, cuando su madre adoptiva se quedó embarazada, la pareja decidió que la adopción «no estaba funcionando» y optó por devolver al niño, que sólo habla inglés, a un orfanato de la capital. Ellos se marcharon a Azerbayán.
El niño, que ahora se encuentra con su madre natural, se ha convertido en un inmigrante, ya que no tiene situación legal y podría ser deportado. Tampoco puede ser adoptado por una pareja indonesia que así lo ha solicitado, ya que su actual nacionalidad lo impide.
Pagarán hasta que tenga 18 años
Según ordenó ayer el Alto Tribunal de Dublín, la pareja deberá pagar 100.000 euros, de los que 20.000 euros serán entregados de forma inmediata y, después, 350 euros al mes hasta que éste alcance la mayoría de edad, cuando recibirá, además, una cifra adicional de 25.000 euros. Los pagos deberán incrementarse, según ordenó el juez instructor, John McMenamen, de acuerdo a las correspondientes subidas de la inflación en la República de Irlanda.
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