Natalie Portman: "El mundo del ballet puede ser muy cruel"

  • Natalie Portman (Jerusalén, 1981) sigue cultivando su faceta de musa indie en manos de un tótem del cine de autor estadounidense: Darren Aronofsky.
  • El resultado es Black Swan, un viaje tortuoso hacia la mente enferma de una bailarina. Se estrenará en España el 18 de febrero.
  • Este papel le ha valido el Globo de Oro y el BAFTA a la Mejor Actriz. También está nominada al Oscar.
Natalie Portman.
Natalie Portman.
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Natalie Portman.

¿Podrías hacer un diagnóstico rápido de todos los males de tu personaje?

Un trastorno obsesivo compulsivo, segurí- simo. Anorexia, bulimia, complejo de narciso. Quizá bipolaridad...

¿La única forma de curarlo?

¡Años de terapia! [risas] Visto así, suena muy complicado de interpretar.

¿Qué te llevó a aceptarlo?

Me gusta probar, sobre todo cosas que aún no he hecho. Es mi principal criterio. Papeles que me interesen en ese momento, cosas que me llamen la atención, explo- rarme con los personajes.

Entonces, ¿te interesa más el reto que el personaje en sí?

Todo lo que me asustaba era también lo que me empujaba a hacerlo. Y era una gran oportunidad para retarme, tanto emocional como físicamente, además de trabajar con Darren [Aronofsky], que es increíble.

No has usado un doble en las escenas de baile. ¿Habías hecho ballet antes?

Hice ballet hasta los 13 años. Tenía una base, pero no hice nada en 15 años y me he hecho mayor... los 28 marcan el final de las carreras de las artistas en ballet.

¿Y por qué lo dejaste?

Porque empecé a actuar más seriamente. Me gusta entregarme por completo a lo que me dedico o no hacerlo. Era difícil ir a una clase y no estar con las mejores. Daba dos o tres horas al día, y obviamente no podía mantener ese ritmo.

¿Fue duro entrenar para el rodaje?

Empecé un año antes, luego tuve que compaginarlo con jornadas de 15-16 horas de trabajo. Fue muy extremo.

Suena agotador, ¿cómo superaste esa carga de trabajo?

Sí, hubo un par de días en los que pensé que iba a morir [risas]. No había mucho tiempo para pensar, era casi una situación de supervivencia en la que simplemente sigues adelante. Teníamos que rodar muy rápido por problemas de presupuesto. Muchas escenas cada día, jornadas de rodaje muy largas... La semana comenzaba los lunes a las seis de la mañana y se rodaba hasta las cuatro de la mañana del sábado. Y llegas a un punto en el que solo intentas asegurarte de que no te vas a romper una pierna.

En la película apareces muy delgada, ¿seguiste alguna dieta?

Sí, y fue también muy extrema.

¿Crees que existen similitudes entre el trabajo de un bailarín y el de un actor?

En mi caso hay una actuación, pero es algo físico también. No puedes ser solo actriz. Tienes que bailar y tener la técnica, y es muy objetivo: los giros que haces; colocarte sobre la punta de los dedos; la inclinación de tu pierna... todo es importante. Las bailarinas tienen una fecha de caducidad mucho más temprana que las actrices. A una cierta edad tu cuerpo se rompe, ya no puede hacer según qué cosas, mientras que actuar se puede alargar más.

Pero también hay un cierto paralelismo entre la vida profesional de las actrices y la de las bailarinas...

Hay similitud con las actrices, pero existen diferencias en el mercado. La dedicación y la técnica que requiere una bailarina no es la misma que se le pide a una actriz, para nada. Es un arte en el que el virtuosismo se consigue con ese trabajo duro y esa técnica llevada al extremo.

En todo caso, en ambas profesiones la juventud siempre es un punto a favor para triunfar.

Creo que ese paradigma de la mujer que a medida que envejece se ve desplazada por nuevos talentos es evidente en el mundo de la interpretación. Pero es la forma en la que nuestra sociedad suele tratar a las mujeres, aunque hay maneras de salir de esa tendencia.

Has probado las dos caras de la moneda. ¿Animarías a tus hijos a dedicarse al ballet?

Quizá sí que animaría a mis hijos a hacerlo, porque hay algo muy bonito con respecto a las bailarinas. Es un arte, no es superficial. En un cierto círculo sí, pero no eres famosa, no consigues dinero, todo es por el arte y por el puro amor a lo que haces. Pero puede ser un mundo muy cruel.

¿Seguirás vinculada al ballet ahora que lo has retomado?

Adoro bailar. Pero creo que voy a colgar las zapatillas de ballet. Además, soy demasiado vieja... pero me encantaría hacer otras cosas relacionadas con el baile.

Al menos habrás recuperado tu vida normal al acabar el rodaje.

El día después del rodaje mi mejor amiga se casó y lo primero que hice fue asistir a su boda. Me pareció muy bonito, pude ver a mis amigos. Luego estuve en casa, intentando recuperar mi vida, dormir, comer... cosas que no había podido hacer durante el último año.

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