Asesinado un cura católico en Turquía al grito de Alá es grande

El sacerdote italiano Andrea Santoro, asesinado el domingo en Turquía por motivos aún no esclarecidos, "vertió su sangre por el Señor", según el cardenal Camillo Ruini, quien ha asegurado que la diócesis de Roma "está orgullosa" de él. El diario La Repubblica asegura que el autor de los hechos es un joven de 16 que podría estar desequilibrado y que gritó "Alá es grande" antes de apuñalar al religioso. El suceso habría sido registrado por una cámara de seguridad.
Foto de archivo del sacerdote asesinado (EFE).
Foto de archivo del sacerdote asesinado (EFE).
Efe
Foto de archivo del sacerdote asesinado (EFE).

Según el canal europeo de noticias Euronews, el sacerdote ayudaba a mujeres que había caído en redes de trata de blancas a salir de la prostitución, por lo que tampoco se descarta que su muerte se deba a un "ajuste de cuentas".

Otra hipótesis que se baraja es la de que este asesinato tenga que ver con la ola de protestas entre los musulmanes por las viñetas que caricaturizan a Mahoma.

El cardenal comentó que toda la diócesis de Roma, y en particular los sacerdotes que querían y estimaban a Andrea Santoro, cura de la parroquia romana de Jesús de Nazaret, "están profundamente conmocionados por esta tristísima noticia".

En una declaración difundida tras el asesinato de Santoro en la ciudad turca de Trebisonda, Ruini recuerda el deseo del sacerdote de poder dejar Roma para ir a Anatolia y "ser en aquella tierra testimonio silencioso y predicador de Jesucristo con respeto a las leyes locales".

Ya había recibido amenazas

Una vieja amiga del sacerdote aseguró el lunes que el fallecido era consciente de que su situación era "delicada" y que a lo largo de los últimos años había recibido varias amenazas telefónicas de muerte e incluso ataques esporádicos contra sus bienes.

"Andrea sabía bien que se encontraba en una situación delicada", declaró sor Antonietta Papa, amiga del sacerdote desde hacía más de 30 años, a la agencia misionera de noticias MISNA.

"Por teléfono le habían amenazado varias veces de muerte y en los últimos años le habían incendiado el telefonillo de su vivienda al menos en dos ocasiones", añadió Papa, secretaria general de Hijas de María Misionera, la congregación a la que había acudido Santoro para su misión de ayuda a antiguas prostitutas en Turquía.

Estos últimos datos refuerzan la hipótesis de que su muerte no se deba a la publicación de las viñetas.

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