Agentes de la Policía Nacional han detenido a un hombre y a una mujer como presuntos estafadores de oro que introducían en España desde Colombia para venderlo a elevadas cantidades en establecimientos de compraventa en Madrid y Málaga, empleando un sistema que lograba burlar las medidas de seguridad y de autentificación del metal precioso.

La investigación se inició en el mes de abril a raíz de las denuncias interpuestas por varios propietarios de comercios de compraventa de metales preciosos que afirmaban haber sido víctimas de una estafa. Habían adquirido varias alhajas con apariencia de oro y de un peso elevado, que resultaron ser falsas.

Estafas en madrid y en málaga

La investigación que se inició en establecimientos de este tipo en la Comunidad de Madrid reveló otros fraudes similares en la provincia de Málaga. En el transcurso de las pesquisas, los agentes identificaron a Álvaro Javier V.G, de 47 años, como uno de los presuntos estafadores que había actuado por este procedimiento en la provincia de Málaga, y que fue detenido el pasado 4 de junio. Se le atribuyen al menos cuatro delitos de estafa, ya que vendía en las casas de compraventa piezas que hacía pasar por joyas valiosas, generalmente de acero, sobre las cuales aplicaba un grueso baño de una aleación de metales con propiedades semejantes al oro.

Posteriormente, la Policía también identificó a la mujer, identificada como Irma P.R., de 42 años, presuntamente implicada en los hechos, por lo que fue expedida una orden de búsqueda que culminó con su detención el pasado 18 de octubre en el Aeropuerto de Barajas, donde llegó en un vuelo procedente de Colombia. Portaba en su equipaje anillos, pulseras, collares y pendientes falsos con un peso total de 1.600 gramos.

Un sistema para simular el oro

Las joyas estaban bañadas con una aleación de metales que simulaba el metal precioso y que burlaba las medidas de seguridad que utilizaban los propietarios de los locales de compraventa para comprobar su autenticidad.

Adquirían la bisutería falseada en Colombia, normalmente en cordones con un peso de entre 90 y 100 gramos, para posteriormente venderlas en España por cantidades de hasta 1.500 euros, en función de su peso. En el momento de la fundición los receptores comprobaban que no se trataba de oro y que habían sido víctimas de una estafa.

La investigación ha sido dirigida por el Grupo XI de la Brigada Provincial de Policía Judicial en colaboración con los agentes de la Comisaría del Aeropuerto de Madrid Barajas.