El cetáceo, un calderón boreal, especie conocida también como ballena nariz de botella del norte, de unos cinco metros de largo y cuatro toneladas de peso, sólo sobrevivió unas horas a bordo de la barcaza, sin que el veterinario y sus colegas que acompañaban al animal pudieran hacer nada por salvarla.
El equipo confiaba en llegar a aguas profundas del estuario para soltar allí al animal, que tremendamente debilitado tras el estrés de los últimos días, no resistió el viaje.
Alan Knight, del equipo de rescate de hombres rana de la Marina británica, explicó que el pesimismo cundió a bordo cuando el animal comenzó a sufrir convulsiones y su respiración se volvió irregular.
Los expertos ignoran por qué el cetáceo subió por esa vía fluvial y llegó hasta la capital británica, donde fue rescatado después de que, al bajar la marea, quedara varado.
Se cree que formaba parte de un grupo de ballenas que apareció en el estuario del Támesis a principios de semana y que, por alguna razón desconocida, se extravió.
El animal parecía totalmente desorientado y se ignora de momento si, sintiéndose enfermo, había buscado abrigo en el río.
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