Banksy: La verdad está de cara a la pared

  • El artista desconocido más conocido estrena su primer largometraje.
  • Es la mirada más irónica de la sociedad occidental.
  • La misteriosa conciencia que se oculta tras los muros.
Una mujer camina delante de un grafiti de Bansky.
Una mujer camina delante de un grafiti de Bansky.
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Una mujer camina delante de un grafiti de Bansky.

Quizá la voz de la conciencia no se aloje en el fondo del cerebro. Y la verdad, y esto empieza a ser probable, no se escuche en altares, discursos políticos y medios de comunicación. Quizá la respuesta cuelgue de un muro herrumbroso: espontánea, gratuita, a la vista de aquel que se atreva a mirarla a los ojos.

Quizá, en el fondo, la verdad esté hecha de mentiras. ¿Quién es Banksy? ¿Quién es el artista desconocido más conocido del mundo? ¿Quién se esconde tras una capucha, tras una cámara desenfocada, tras un bote de aerosol? ¿Quién se atreve a desvelar el secreto?

Dicen que nació en las proximidades de Bristol: allí, en las paredes más viejas de una capital de la modernidad mundial, empezó a plasmar su arte. Una rabiosa mezcla de humor, mala leche y vandalismo. Humor, porque las verdades calan más si la risa nos deja desprevenidos. Mala leche, porque nadie puede huir de la mirilla de Banksy. ¿Y vandalismo? Él mismo lo reconoce: "Es más fácil pedir perdón que pedir permiso".

La salida, por la tienda de regalos

También puede que, a la postre, ni siquiera Banksy exista. Así lo afirman los descreídos, con la misma ligereza y convicción con que niegan a Al Qaeda o a Jesucristo. Es así: negar algo que todo el mundo conoce confiere respetabilidad y atención. Pero alguien tuvo que decorar Londres, Berlín, Nueva York. Pintar el cielo en el muro de la vergüenza de Gaza. Y los cheques de Puma, MTV, Brad Pitt o Angelina Jolie... ¿Quién los cobra?

El mismo (o no) que ahora estrena su primera película: 'Exit Through the Gift Shop' (La salida, por la tienda de regalos), en la que Banksy cambia el aerosol por la cámara de cine (o mejor dicho, por una liviana de vídeo). Un documental, una broma, una reflexión sobre la identidad, el arte y los warholianos quince minutos de fama. Un juego para quien cuelga en las calles, desde hace veinte años, espejos imaginarios para que la sociedad se contemple.

¿Y qué vemos en las paredes de Banksy? Si en el 68 francés aseguraban que bajo los adoquines hay playa, él nos convence de que tras los ladrillos hay mugre. La posmodernidad era esto: si los niños pijos portan en sus camisetas al Che, Banksy lo cuelga sobre Portobello con unas gafas de sol. Si la paz, o el amor, apenas son ya iconitos y banderas, ¿qué impide que los abanderados de cada uno de los bandos terminen dándose palos? Si Ronald McDonald o Mickey Mouse son la otra cara de los mismos que achicharraron a la vietnamita Kim Phuc... ¿Por qué no van a poder correr de su mano?Policías esnifando eternas rayas de coca, radicales antisistema lanzando ramos de flores y la reina de Inglaterra escondida tras la cara de un primate. Too much.

Sonría a la cámara, por favor

Sí, demasiado para mentes biempensantes. Por ejemplo, para los políticos del londinense barrio de Westminster, que en 2008 ordenaron borrar un enorme mural del artista afirmando que incitaba a los jóvenes al grafiti. O para los responsables de la Tate Gallery de Londres, o el MoMA de Nueva York, que vieron cómo el artista colgaba (por supuesto, sin permiso) sus obras en sus sacrosantas paredes. Como tantos otros genios, Banksy no sólo ha cruzado la raya: hace piruetas en ella. Critica al poder y al dinero mientras se hace millonario. Oculta su identidad, pero anónimos artistas lo desprecian por su incomparable fama. Así es Banksy: pintor y pintura de unos tiempos, como él, ambivalentes, inestables y enigmáticos.

'Exit Through the Gift Shop' fue presentada en Sundance 2009 y pisó Europa en la última Berlinale. Aunque se rumoreó que Banksy andaba por la capital alemana, la incógnita no fue desvelada. Alto, rubio, de unos 35 años y con arito en la oreja... ¿Quién sabe? En Berlín, presentó la cinta en un vídeo doméstico: con la voz distorsionada, el rostro a oscuras y una sudadera, el fantasma no hizo más que acrecentar su misterio.

No pases de...

Una peli

<p>Calles de fuego.</p>‘Calles de fuego’. Las calles de Walter Hill, en cierta forma, ardían como queman las pintadas por Banksy. Un clásico de los ochenta repleto de rock ’n’ roll, motos, persecuciones, vándalos enfundados en cuero y la bella Diane Lane. Los chicos malos del barrio, convertidos en buen cine. Walter Hill, 1984. Universal, 9,99 euros.

Un disco

<p>Maxinquaye.</p>‘Maxinquaye’. Mientras Banksy empezaba a pintar Bristol, en la ciudad nacía un género musical bautizado como trip hop. Aunque el Blue Lines de Massive Attack es considerado el primer disco de esta corriente, esta obra maestra de Tricky musicaliza a la perfección el misterio, la oscuridad y la ironía de los murales de Banksy. Tricky, 1995. Universal, 8,95 euros.

Un libro

<p>Wall and Piece.</p>‘Wall and Piece’. No hay nada como pasear y encontrar una de sus obras, pero este libro recopila alguna de sus más impactantes pintadas. No sólo eso: también ofrece más de una declaración de intenciones, como ésta: "El grafiti sólo es peligroso para políticos, publicistas y pintores de grafiti"». Banksy, 2005. Random House, 19 euros.
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