Quienes las presentaron no debían de saber que cuando se llevan a Bancaja se anota al dorso el nombre y DNI del propietario, por lo que aunque las hubieran colado y cobrado, estarían identificados si luego se descubriese.
La comprobación de las papeletas, premiadas con 12.000 euros cada una, ha ocasionado que 25 días después del sorteo la mayoría de los agraciados todavía no haya cobrado.
La razón no es otra que las rigurosas medidas de seguridad que tanto Bancaja como la falla están siguiendo para comprobar, una a una, que las papeletas del 28.150 que les llegan son válidas. Si fueran décimos, sería más rápido, pero las papeletas son más fáciles de falsificar. Hasta el pasado viernes, Bancaja había recibido 7.000 de las 12.500 papeletas que vendió la falla. En total, la comisión repartió 150 millones de euros de premios.
Cinco falleros controlan
El presidente de la comisión fallera, Federico Vidal, dice que «no se paga ninguna papeleta que no esté firmada por la falla». Cada día, cinco falleros se pasan cinco horas comprobando que son válidas, lo que supone que miran «una media de entre 1.200 y 1.400 diarias». Esperan acabar esta semana.
Con lupa para evitar fraudes
Este es el arduo camino que sigue cada papeleta: su dueño la deposita en la sucursal de su banco, de ahí la mandan a la central de esta entidad que luego la lleva a Bancaja (Vidal aclara que, a veces, la central se espera hasta juntar varias papeletas para mandarlas, por lo que se retrasa todo). Se comprueba cada una (llevan los datos de su dueño al dorso) y luego lo hacen los falleros. Entonces se da la orden de pago.
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