Isabel Sartorius: una vida casi de cuento

  • Durante años vivió agazapada en un denso silencio.
  • Ahora, la que un día fue novia del príncipe Felipe vuelve a la vida pública debutando como colaboradora de televisión.
Isabel Sartorius tras una entrevista en el programa 'Espejo Público'.
Isabel Sartorius tras una entrevista en el programa 'Espejo Público'.
Antena 3
Isabel Sartorius tras una entrevista en el programa 'Espejo Público'.

Habían pasado las doce de la noche y casi una década desde su ruptura. Sonaba un vals. El Príncipe atravesó con paso firme el amplio salón en el que se celebraba la boda de Pablo de Hohenlohe y se dirigió a Isabel Sartorius, su antiguo amor. Sus miradas se entrecruzaron un momento antes de que él la invitara a bailar. Ella resplandecía. Según la crónica que la periodista María Eugenia Yagüe escribió en 2002, todos los ojos se volvieron a mirarles.

Aquel baile arrancó celos entre las asistentes y estremecimientos en el corazón de los lectores de las páginas cuché. Aunque Yagüe aseguró que aquella noche la madrileña había abandonado pronto la celebración, sus fans prefirieron fantasear con otro final.

<p>Isabel Sartorius</p>Porque tras el baile aquel príncipe apuesto debería haber caído rendido a los pies de esa mujer rubia y amplia, que esbozaría una sonrisa callada. Él confesaría entonces, en un rincón apartado, que su separación años atrás había sido un error, se disculparía por no haber sabido defender su romance. Y le juraría que ninguna de las otras, ni siquiera la despampanante Gigi con la que había sido visto retozando en una playa de Guyana, tampoco Eva Sannum, sexy y vibrante, habían logrado que él la olvidara. Isabel, que es bella y discreta, y que parece dulce y un poco frágil, era la mujer de su vida, la única, le diría.

El anuncio del compromiso de Don Felipe con Doña Letizia en 2005 fue respondido en los mismos círculos con escepticismo y frialdad. Se culpaba a la Princesa de haber "atrapado" con malas artes al que hoy es su marido; a la Reina, de frustrar el primer amor de su hijo y a éste último, de haber sido "el principio de todos los males de Sartorius". Para una parte del ciberespacio Isabel, la hija del marqués de Mariño, con un master en Relaciones Internacionales y acostumbrada a codearse con la nobleza, era a todas luces la princesa consorte ideal. ¿Por qué el hijo del Rey se negaba a verlo?

"Marcada" por su relación

Las declaraciones posteriores de Isabel de que su noviazgo con Don Felipe la había "marcado", siguen provocando fascinación entre sus adeptos más románticos. En cambio, aquellas en las que asegura que Doña Sofía no tuvo nada que ver con su ruptura, los descolocan. Tampoco gusta que ese periodista, y ese otro también, sostuvieran que lo que había enturbiado aquella relación principesca era, simplemente, que comenzó demasiado pronto: ella tenía 24 años; él, tres menos. Sartorius ahora afirma con rotundidad que "para nada" vive en el pasado: "Estoy harta de que me recuerden que podría haber sido la reina de España". Detesta la imagen de mujer apesadumbrada.

Miedos e inseguridades

Sin embargo, cuando recuerdo su niñez destaca el divorcio de sus padres y los continuos cambios de domicilio. Después de vivir en Perú donde su madre se casó con Manuel Ulloa, futuro primer ministro del país, Sartorius se fue a estudiar a Estados Unidos, se licenció en Ciencias Políticas, trabajó en la sede de Naciones Unidas y regresó a España.

Tras la ruptura con el Príncipe, volvió a hacer las maletas y se instaló en Londres donde tuvo una hija fruto de una breve relación con el potentado Javier Soto y Fitzjames-Stuart. Aunque no lo confesaría hasta mucho más tarde, nunca se casó.

Luego sobrevino el silencio. Ella, habitualmente una mujer extrovertida, ha admitido que en ese tiempo se encerró "como un topo", que no salía de casa ni para cenar. Sufrió trastornos alimenticios. "La desestructuración de mi familia me llevó a tener inseguridades y temía que me hicieran daño", se ha justificado.

Su etapa como empresaria de una línea de bolsos la devolvió en 2007 "a la vida", pero la crisis la obligó a cerrar el negocio. A principios de verano, una foto en la que aparecía charlando en una terraza junto a la princesa Letizia la precipitó de nuevo a las portadas rosas. En una de ellas posaría después flamante, guapa y delgada. Se rumoreó que le habían pagado 60.000 euros por sincerarse con esa publicación. Después llegaron las más entrevistas y, recientemente, un puesto como colaboradora fija en un programa de televisión.

<p>Isabel Sartorius en 'Espejo Público'</p>

Aún así Ana, una televidente, mira a la pantalla y dice que la empresaria tiene una mirada triste. Le cae bien. Cree que, a pesar de todo, Sartorius ha tenido una vida muy, muy complicada.

Más allá del Príncipe

Felipe de Borbón e Isabel se conocieron poco antes de 1990, cuando ésta todavía salía con Ricky Fúster, hermano de Álvaro, uno de los mejores amigos del Príncipe. El flechazo surgió durante una conferencia a la que ambos asistieron y que ofrecía un primo de ella, el sacerdote Christopher Harley Sartorius.

La pareja se mantuvo unida más de dos años. Después, a Sartorius no se le conocen otros idilios hasta 1996, cuando se cruzó en su vida Jorge Soto, padre de Mencía. Fue una relación fugaz y unos años más tarde Soto anunciaba su boda con María Chávarri. Isabel, por su parte, inició en 2005 un noviazgo con el multimillonario Fernando Ballvé. La cosa no terminó de funcionar, aunque después mantuvieron una estrecha amistad. Ella le acompañó durante los momentos más difíciles de su enfermedad.

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