Alex, Pierre y Filix acaban de aterrizar en Madrid. Son veinteañeros alemanes de ruta por el sur de Europa y llegan a la región en busca de "edificios históricos, museos, calor... y sí, también algo de fiesta". También les atrae el bolsillo: "Aquí se gasta poco dinero. Es más barato que Barcelona y mucho más que el resto de Europa. Nos queremos gastar unos 35 euros al día cada uno". Estarán aquí cuatro días y utilizarán la capital de base para visitar "Toledo, El Escorial o Sevilla". Después partirán hacia "otro país mediterráneo".

Estos estudiantes alemanes son el prototipo de turista que visita la región: jóvenes, que planean una escapada de fin de semana o que vienen de paso, procedentes de países europeos y en busca de ocio nocturno, pero también de cultura e historia españolas, según los datos presentados ayer por el consejero de Economía, Antonio Beteta.

En el primer semestre de 2010 visitaron la región 4,8 millones de personas, un 12% más que en el mismo periodo de 2009. A juicio del consejero, estas cifras demuestran que "el sector turístico madrileño está resistiendo la difícil situación que estamos atravesando". De hecho, este año se han recibido un 33% más de visitantes que en 2005, en plena pujanza económica.

Andaluces y catalanes

La mayoría de extranjeros llegaron de Estados Unidos (241.786 personas), Italia (231.436) y el Reino Unido (165.297). Además, el país emisor que más ha crecido es Alemania, con un 25% más de turistas. Sin embargo, los visitantes más numerosos proceden del interior de las fronteras españolas: los andaluces son los principales visitantes (con 417.822 personas), seguidos de catalanes y valencianos.

El boom de vuelos de bajo coste (un 26% más de pasajeros) ha puesto de moda a Madrid como destino de fin de semana: la estancia media es de 1,90 días. Sin embargo, Beteta aclaró que "los viajeros low cost no tienen por qué ser mochileros, también los hay de calidad". Concretamente, cada turista se gasta 152 euros de media por jornada. Además, la buena conexión de Madrid con otras ciudades atrae a personas que llegan de paso y cuyo destino final es otro punto de España.

El Prado, tapas, golf y español

Entre los planes de la Comunidad está la promoción de la región como destino de eventos deportivos. De ahí la candidatura a la Ryder Cup de golf o la Copa Davis. Además, buscan atraer el turismo gastronómico (con publicidad de las tapas y menús madrileños), el cultural (con el Prado como estandarte) y el lingüístico (con Madrid como plataforma del español).

Los austrias.  Si lo que buscan es conocer la ciudad castiza, no deben perderse un paseo por el Madrid de los Austrias, en los alrededores de la Plaza Mayor, el Palacio Real y la Puerta del Sol. Si quieren más monumentos, pueden seguir con el Madrid de los Borbones, en torno al Prado y el Retiro.

Tapas y cañas. A la hora de comer, lo más barato y típico son las cañas acompañadas de tapas en cualquiera de los barrios del centro. Las zonas más populares son La Latina, la Plaza Mayor y Chueca. Como complemento a la tapa, es clásico el bocadillo de calamares.

Triángulo del arte. Una visita cultural se queda coja sin pasar por el Museo del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen, que forman el Triángulo del Arte.

De compras. La calle Fuencarral es el epicentro de la moda juvenil. La Milla de Oro en torno a Serrano queda reservada sólo para bolsillos pudientes.

Fiesta . Según los gustos, se puede apurar la noche en Malasaña, Chueca, Lavapiés, Las Letras o en alguna discoteca de moda.

Tiempo de relax. Después de tanto estrés, se puede pasear por el Retiro, tomarse una caña en Las Vistillas o ver el atardecer desde el templo de Debod.