Antes de meter la ropa en la lavadora, la separaremos en dos montones: uno con la ropa blanca y de colores claros y otro con la ropa de colores oscuros.
El siguiente paso es mirar atentamente las etiquetas de cada prenda y agrupar en un barreño las que son de lavar a mano.
Es importante preparar la ropa para los daños que puedan sufrir en la lavadora: vaciar bolsillos, cerrar cremalleras, desabrochar botones, atar cintas y cordones y volverlas del revés, sobre todo si tienen impresiones.
Pon en una bolsa de rejilla las prendas delicadas para que no se estropeen. No olvides meter también los sujetadores de aro para evitar averías en la máquina.
No sobrecargues la lavadora, porque la ropa no se lava bien y quedan arrugas en la fibra sintética.
Ahora ya se puede empezar a lavar. Es fundamental respetar los dos montones que hicimos al principio y lavarlos por separado.
Lava siempre en agua fría: hoy en día, la ropa se cambia todos los días y, por lo tanto, se lava más para quitarle los olores y el polvo que porque esté realmente sucia.
La tercera regla de oro para evitar sorpresas con los colores es asegurarse de que las prendas, ya sean claras u oscuras, no destiñen. Si no estás seguro y es la primera vez que las lavas, mételas en el lavabo o en un barreño con detergente y agua fría. Si sueltan color, lávalas separadas del resto y a mano.
Texto sacado del libro Tareas domésticas para emancipados, de Carmeta. web: www.albaeditorial.es
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