La Audiencia de Valladolid impone un total de 22 años a los ocho de la 'Operación Santina" por tráfico de drogas

Aplica a todos la atenuante de dilaciones indebidas y a tres de ellos, además, la de drogadicción

La Audiencia de Valladolid impuso un conjunto de penas que suma más de veintidós años de prisión, frente cuatro años menos de los solicitados por la Fiscalía, para los ocho 'narcos' encausados en la denominada 'Operación Santina', que en 2005 se saldó con el desmantelamiento de una red que operaba en la provincia y a la que se incautaron más de 10 kilos de hachís, así como otras cantidades de cocaína, marihuana, speed y éxtasis.

En su sentencia, tres meses después de la celebración del juicio, la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia vallisoletana condenó Ignacio R.B. y Jorge G.H. a penas de tres años y medio de cárcel, junto con el pago de multas por importe de 51 y 23 euros, respectivamente, y a tres años de prisión a Josefa L.R. y su hija Tamara F.J.L. y al pago de multas, por el mismo orden, de 42.457 y 311 euros.

Sobre otros dos de los imputados, David V.C. y Francisco J.S.B, recayeron penas de dos años y once meses y multas de 3.545 y 54.133 euros, respectivamente, mientras que un séptimo, Jesús Ángel D.C, fue condenado a dos años y 3.380 euros de multa, y el mejor parado fue José Carlos G.A, con un año y cinco meses de pena y multa de 365 años, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

La Sala, tal y como habían solicitado las defensas, estableció una ligera rebaja respecto de la solicitud de la acusación pública al aplicar a todos los condenados la atenuante de dilaciones indebidas en el proceso, ya que el mismo se remonta a 2005, y a tres de ellos, Jesús Ángel D.C, Francisco J.S.B. y David V.C, les estimó también como atenuante su drogadicción.

Cuatro de los ahora condenados, Josefa L.R, Tamara F.J.L, Francisco J.S.B. y José Carlos G.A, fueron los únicos que durante el juicio reconocieron los hechos pero se mostraron disconformes con las penas, y el resto se declaró inocente y pidió una sentencia absolutoria.

La 'Operación Santina' se desarrolló tanto en la capital vallisoletana como en municipios de la provincia, tales como Boecillo, Tudela de Duero, Cigales y Simancas, y en la ciudad de Palencia.

En concreto, se incautaron 10,153 kilogramos de hachís, 992,5 gramos de cocaína (incautados en Valladolid), 1,121 kilogramos de marihuana, 29,4 gramos de speed y 125 pastillas de éxtasis, todo ello valorado en unos 120.056 euros, lo que en el mercado al "menudeo" podría incluso "multiplicarse por diez", según aseguró entonces el máximo responsable de la Comandancia vallisoletana, Javier Galache, quien destacó igualmente la intervención de útiles para el corte de la cocaína—que elevaría la rentabilidad de la misma— tales como un filtro colador, sobres de suero oral...etc.

Asimismo, entre los bienes intervenidos se encuentran 17.947,97 euros, distintos turismos, una pistola de fogueo, tres cuchillos, una catana y 13 navajas, 33 teléfonos móviles, seis básculas de precisión, pipas para el consumo de hachís, ordenadores, así como otros efectos y útiles.

Las investigaciones, cuyo comienzo se remontan al mes de febrero de 2005, se iniciaron a raíz de las sospechas de que un vecino de Cigales (Valladolid), Jorge G.H, pudiera estar dedicándose al tráfico de drogas, que fueron confirmadas tras las primeras gestiones—fueron practicados numerosos 'pinchazos' telefónicos—sobre esta persona y su entorno, que también pusieron de manifiesto la actuación de forma organizada con otros individuos.

Intervención inicial.

Fruto de los dispositivos establecidos se estimó la conveniencia de iniciar gestiones completas de investigación, hasta que el día 20 de noviembre se produjo el primer resultado tras meses de trabajo con la detención en Boecillo (Valladolid) de una mujer de 47 años, Josefa L.R, vecina de Laguna de Duero, cuando circulaba con un turismo de su propiedad, un Audi.

En el vehículo, tras un minucioso y exhaustivo registro, se localizó entre los efectos que transportaba en el maletero una cantidad de 10 kilogramos de hachís distribuidos en pequeñas bolas tipo "bellotas", droga que, como así sostiene el fiscal y la policía, era traída por la detenida mediante viajes que realiaba al norte de África con destino al comercio ilícito.

Posteriormente, como consecuencia de las investigaciones se fueron produciendo sucesivas detenciones y se efectuaron registros domiciliarios donde se fueron interviniendo diversas sustancias estupefacientes, dinero en metálico, ordenadores, teléfonos y otros efectos.

Además, se procedió a la detención en Laguna de Duero de la hija de la anterior, Tamara F.J.L, de 22 años y vecina de este municipio, a quien se consideró entonces, junto con la primera detenida, como cabecilla del grupo; Ignacio R.B, de 24 años y vecino de Palencia; Jorge G.H, de 30 años y vecino de Cigales; David V.C, de 31 años, vecino de Valladolid; Francisco Javier S.B, de 27 y con domicilio en la capital vallisoletana; José Carlos G.A, de 30 y también vecino de Valladolid, así como de Jesús Ángel D.C, de 28 años y vecino de Simancas.

Los detenidos, que no tienen vínculos familiares, al menos en primer grado —aunque sí de amistad—, no tenían oficio conocido, eran "especuladores", según indicó en su día Galache, y tampoco contaban con antecedentes penales de otro tipo de delitos, aunque alguno sí estaba vinculado con los estupefacientes.

Las dos mujeres, madre e hija, fueron consideradas en su día como las cabecillas de esta red de tráfico de estupefacientes y los demás contactos o subordinados de manera que las sustancias estuvieran repartidas en distintos lugares y evitar así una incautación importante en manos de una sola persona.

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