Queremos un trabajo que no nos amargue la existencia

  • La organización del trabajo más extendida no favorece la salud.
  • El mejor trabajo es el que da más participación a los empleados.
  • Y el que no hace sentir a los trabajadores que son reemplazables.
Imagen de la serie de televisión The Office.
Imagen de la serie de televisión The Office.
Imagen de la serie de televisión The Office.

La organización del trabajo puede perjudicar la salud de los trabajadores al provocar dolencias de distinto tipo, desde enfermedades cardiovasculares hasta mentales.

Una nueva investigación incide en que el mejor trabajo es el que da más participación a las personas empleadas, más posibilidades de adaptar las condiciones de trabajo a sus necesidades, mayor reconocimiento y un trato justo, informa SINC.

El informa analiza  la relación entre la exposición a los riesgos psicosociales y las llamadas Prácticas Empresariales de Gestión de la Mano de Obra (PEGMO) destinadas a contratar, utilizar, desarrollar y retener o despedir a los trabajadores, según Clara Llorens Serrano, autora principal del trabajo e investigadora en el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO).

El estudio, publicado en la revista Scandinavian Journal of Public Health, determina que un buen ambiente laboral se relaciona con métodos de trabajo participativos y que permiten adquirir nuevos conocimientos, con fórmulas contractuales indefinidas, con no hacer sentir a los trabajadores fácilmente reemplazables o amenazarles con el despido, con remunerar según las horas trabajadas y tareas desarrolladas, así como con una jornada semanal entre 31 y 40 horas y en horario de mañana.

La investigación sugiere que “cuantas más prácticas empresariales de gestión caractericen la organización laboral, mejor será el entorno psicosocial de trabajo y menor la aparición de trastornos de la salud”.

Las claves de un entorno laboral óptimo

Los resultados más relevantes muestran cómo un funcionamiento democrático y la aplicación de fórmulas de participación directa de los trabajadores en la realización cotidiana de sus tareas conducirían a un mejor entorno de trabajo.

Los autores afirman que las prácticas empresariales sobre el diseño de tareas y métodos de trabajo deberían tener en cuenta las habilidades y conocimientos de los trabajadores y también sus necesidades de aprendizaje y su autonomía.

“Esto podría reducir significativamente o eliminar parte de los riesgos psicosociales en España, un país donde el taylorismo (la fórmula de organización del trabajo más extendida y persistente) ignora a los trabajadores como profesionales y como personas capaces de aprender y de decidir”, concluye la investigadora catalana.

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