Así, zamparse un menú en el bar del rectorado de la Universitat cuesta 5 euros, un precio barato en comparación con los ocho o diez que vale en un bar convencional. Sin embargo, es caro con respecto a los 2,50 euros que cuesta en La Tarongeria del Poli (la más barata, como muestra el gráfico).
En fin, que comer en La Tarongeria los 20 días laborables del mes vale unos 50 euros; hacerlo en el rectorado, el doble, y en una cafetería normal, ronda los 160 euros (más del triple).
No sólo se pueden ahorrar unos euros los universitarios, sino cualquiera que trabaje cerca de estas cantinas o quien tenga a alguien ingresado en el Clínico (que está cerca del campus de Blasco Ibáñez), pues abren al público en general.
Divididos por la calidad
Los precios son asequibles, pero la calidad no convence a todos. Luis Rojo (de los Naranjos): «Siempre es pasta y patatas con algo. Cuando el menú no nos gusta, vivimos a base de cerveza». Otros, como Morice Gunini (del Poli), están encantados: «Soy italiano y el menú me parece muy barato comparado con el de Italia. Además, la calidad es muy buena».
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