El vetusto escudo de la familia Fernández de Mesa parece lo único que se mantiene en pie en este edificio del xvii. El resto se cae de puro abandono: los desconchones compiten con los techos ruinosos y la suciedad acumulada durante años (por cierto, alumnos voluntarios fueron quienes amontonaron los escombros en un intento ciertamente estéril, porque siguen allí, de adecentar el viejo palacio).

Mientras eso ocurre en la parte antigua, a la nueva, que comparten con los alumnos del Conservatorio de Danza, se les ha prohibido acceder este año por las tardes: «¿Dónde ensayamos? Necesitamos una solución a la falta de espacio, de personal, de material», explica David Gutiérrez, del Consejo Escolar del centro. «En la clase de dibujo se nos caen trozos de piedra del techo».

En señal de protesta, por las tardes ensayan en la calle hasta el 1 de diciembre, día en el que se manifestarán para exigir soluciones. Mientras, esperan que sus profesores se unan a sus demandas y no descartan la huelga como instrumento de presión.

Protestas que vienen de lejos

No es la primera vez que los alumnos de Arte Dramático protestan por el abandono del edificio anexo. Ahora vuelven a blandir las espadas para pedir soluciones, y no «lavaditos de cara».