ZPU: «Aquí uno se da cuenta de lo pequeño que llega a ser»

EL PULPO:  ZPU, rapero barcelonés que acaba de publicar su tercer disco, He tenido un sueño.
EL GARAJE:  La Galería de Retratos del Ateneo de Madrid, cuna de las artes y las ciencias.
ZPU
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Belén Cerviño
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Muchos de esos rostros serios, ilustres, moldeados por el quebrador bisturí del tiempo, tuvieron un sueño. Calderón, ahí tieso, cazado en las rejas de un retrato, recitó el lema de la vida es sueño. «¿Qué es la vida? —escribió—. Una ilusión, una sombra, una ficción». A lo que ZPU, rapero barcelonés, hijo de Sant Boi, de los otros locos, los que sueltan verdades y rimas, abrumado, sintiendo la estocada en lo profundo, responde con humildad: «La revolución por la palabra sería mi sueño. El enfrentarse. El intentar despertar las conciencias con las letras».

No vamos a enfrentar a ZPU con Calderón, ni con Joaquín Costa, ni el resto de mentes astronómicas que siguen presentes en el decimonónico Ateneo de Madrid. Somos pequeños. Y «los sueños, sueños son...», diría el ilustre dramaturgo militar. Vamos a centrarnos en un solo sueño. El del rap abrelatas de ZPU (la lata es aquí, bajo la espectral mirada de los genios, la autómata y tecnológica cabeza). ZPU está abrumado. Observa la increíble biblioteca antigua. El hermoso salón de actos. Rostros serios y apacibles de los sabios que exigen clemencia. Los habituales del Ateneo lo observan a él, curiosidad morbosa, con sus pantalones anchos —cagaos, que diríamos si se permite en este Ateneo tal jerga—, las deportivas, la gorra y la cadena que brilla. «Esto es increíble», musita a media voz. Se siente pequeño. Fuera de órbita. Su vista divaga sin punto fijo. Le araña la historia. Es una posesión ilustrada. «En un sitio así te das cuenta de quién eres. Al fin y al cabo, sólo soy un chaval que hace rap lo mejor que puede», explica.

He tenido un sueño es el nombre de su tercer trabajo en solitario, que se acaba de publicar. Una búsqueda de profundidad, energía abisal que aflora de un clan, una tribu, un barrio. El sueño de un chaval de barrio que se convierte en la voz de tantos. Un rap crítico y personal. Sin ideologías, «sólo la mía», puños alzados representando la lucha personal. Un cóctel molotov lleno de letras en la portada, un incendiario juego lírico. «Mi sueño es un mundo distinto a éste, injusto y violento; donde unos pocos controlan el poder, las riquezas, y nos dirigen. Sueño un mundo con un montón de mentes despiertas», añade.

ZPU frente a los pilares de la cultura. ZPU bajo los pies de los titanes. ZPU reivindicando el «rap en esencia». «Soy un tipo normal. Pero veo cosas, como todos. Veo cómo nos engañan y no me lo creo. Y me pregunto ante tanta desfachatez, ¿es que nadie lo ve», dice. Su último disco son múltiples viajes. Viajes por lo personal, por «cosas que ahora estoy preparado para contarlas», por «intentar ser honesto, buscar un rap diferente, un rap conceptual y directo». Un viaje a 20.000 rimas por el fondo laríngeo de un rapero de BCN. La vida es sueño, Calderón. El sueño de miles de rimas para despertar a un mundo dormido.

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