«Tiene poca gracia tirar huevos en ‘Halloween’»

El Banco de Alimentos de Madrid, que recibe donaciones de comida y las distribuye entre instituciones benéficas (comedores de indigentes, centros de inmigrantes, parroquias, etc.), acaba de cumplir diez años.
¿Cuál es su origen?

Nació como idea en los Estados Unidos, en los años 60. En Madrid, los primeros experimentos se hicieron en el 94. Eran diez o doce personas que se recorrían los supermercados en busca de productos con el exterior deteriorado, aunque en perfecto estado.

¿Con qué infraestructura contaban?

Un piso que se utilizaba como almacén. El primer año se recogieron 400 kilos.

¿Y hoy?

Tenemos 70 voluntarios, un almacén de 1.500 metros cuadrados en la carretera de Colmenar y otro más pequeño en Mercamadrid. El año pasado recogimos cinco millones de kilos.

Eso es mucha cantidad...

No. Nosotros llegamos a 32.000 personas a través de 300 instituciones, pero en Madrid hay entre 600.000 y 700.000 personas por debajo del umbral de la pobreza.

¿Cómo obtienen las donaciones?

Fundamentalmente de empresas colaboradoras: compañías con un excedente de producción, artículos con defectos externos... Y los particulares pueden ayudar en campañas puntuales como las operaciones kilo.

¿Qué tipo de alimento es el que más recogen?

Lo que más nos gustaría recibir son legumbres, pero lo que más recogemos es pasta, bebidas no alcohólicas, chocolate, sopas, galletas, arroz, patatas en alguna cosecha...

¿Le escuece la nueva moda de tirar huevos en ‘Halloween’?

Sí, tiene muy poca gracia. El Banco no sólo lucha contra la pobreza; también contra el despilfarro.

Bio

Nació en Asturias. Tiene 68 años y es químico jubilado. Colabora con el Banco de Alimentos en aprovisionamiento y transporte.

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