Sólo es necesario darse una vuelta por Medicina, Ciencias, Derecho o Ingeniería, entre otras, para comprobar que bajo los carteles de no fumar se acumulan decenas de colillas. «No sé en otros sitios, pero aquí (en Medicina) no paro de limpiar colillas de los pasillos», reconoce una de las mujeres encargadas de la limpieza.

Espacios habilitados

Desde las conserjerías también lo tienen claro: nadie hace caso a la prohibición y muy pocos usan los espacios habilitados. Una de las cosas que más llama la atención es que, en contra de lo que pueda parecer, los pasillos de los centros en los que sí se puede fumar están más limpios. La causa es que en éstos sí hay ceniceros, y en los sin humo el suelo y las mopas se encargan de recogerlos. A pesar de todo, desde el Vicerrectorado de alumnos se confía en que la gente se sumará a esta iniciativa en la que también se aconseja adónde ir para dejar de fumar.

Roberto Hernández. Estudiante de 4º de derecho.

«Soy fumador y me parece bien que prohíban fumar en el interior de los centros universitarios. Todavía la gente se lo toma con mucha tranquilidad y fuma en los pasillos. Yo procuro no hacerlo».

Belén Alonso. Estudiante de 2º de nutrición.

«No fumo, y la verdad es que me parece bien que la gente fume. No me molesta el humo y creo que la ley antitabaco que quieren aprobar es muy dura. Es casi una persecución».

Tomás Girbés. Catedrático de bioquímica y biología molecular.

«Dejé de fumar hace bastantes años y pienso que la prohibición está bien si se acompaña con educación y prevención. Hay que ser más tolerante, porque dejar de fumar es muy difícil».

En los institutos, prohibición total

Donde sí está totalmente prohibido fumar es en los institutos de secundaria. Aunque las sanciones no son obligadas, cada centro impone las suyas, que van desde tener que ir a estudiar por la tarde a la biblioteca hasta dos días de expulsión. A partir de enero, la multa podría llegar a los directores si no vigilan que no se fume. En este caso será económica, unos 6.000 euros.