Es un nombre que se queda. Rítmico, prometedor. A medio camino entre lo sofisticado, lo naif y lo majara. Enigmático. Paladéenlo, si no, clavando las "g" en la garganta: "La-dy-Ga-Ga". Tiene gancho, eso no se puede negar. Su artífice es el productor musical Rob Fusari o, al menos, eso trata éste de demostrar ante la Justicia. La historia podría haber sido así: la artista de la que hoy hablamos llegaba cada día al estudio de Fusari tarareando la canción Radio Ga Ga de sus venerados Queen. Ella andaba buscando un alias y a él se le ocurrió aquél, escuchándola. Y…¡voilà! A la joven le gustó tanto que no sólo lo adoptó como marca artística, sino que dejó que aniquilara su nombre de pila: "No me llames más Stefani", rogó al músico. Allí mismo la antigua alumna de sobresaliente de un estricto colegio de monjas –ni demasiado alta ni agraciada, pero con dotes para la música y alma de artista- se deshizo de un manotazo de Stefani Joanne Angelina Germanotta para hacer sitio a la que llegaba: la exigente Lady Gaga.

Si se cierran los ojos es difícil distinguir los temas de la estadounidense de las del resto de compañeras de las listas de superventas. Esa cadencia ultrapegajosa que percibimos podría pertenecer a un hit de Britney Spears. Ahora se aproxima al rhythm and blues de Beyoncè; los gemidos multiorgásmicos, a los de Rihanna; el estribillo… ¿suena a Madonna? (esta última, además, inspira muchos de sus peinados y maquillajes). "He elegido algo comercial y lo he hecho interesante y radical", explica sin modestia Lady Gaga.

La singularidad musical que defiende apenas se aprecia hasta que uno descifra sus letras: "Quiero tu fealdad, tu pene duro, soy una perra loca", canta en Bad Romance. Just Dance, su corte más celebrado, recoge con sonrojante rigor las conversaciones que se suceden en esas noches nubladas por la fiesta y el alcohol.

Diosa  'underground', versión superventas

Pero, tal vez, sea su imagen la que justifica el fervor de sus fans, los post positivos de Perez Hilton, su título de diosa alternativa –lo compagina con el de icono gay y musa de la moda-, la presunta oferta de Tarantino para que participe en su próximo filme o el odio de sus detractores. A la ex Stefani se la ha visto en la cola del fish & chips en panties y corpiño burlesque, ha sostenido sombreros ciclópeos, calza stilettos y ha posado cubierta con burbujas transparentes. O ha decorado sus gafas de sol con cigarros humeantes, ha sustituido los rulos por latas de refresco y ha impuesto las hombreras alienígenas. También sabe lo que es pasar calor por un vestido de plexiglás. "Así es como voy siempre, no me verás con camiseta y chanclas", asegura la diva, cuyos extravagantes modelos llevan la firma de creadores como Chanel o Versace.

Otra cosa que le encanta es provocar. Y en un mundo en el que Madonna ya desafió al Vaticano y Christina Aguilera y Spears zanjaron sus diferencias con un morreo en la gala de los MTV, no se le da mal. Nunca ha desmentido el rumor de que tuviera genitales masculinos y femeninos –algo que sí ha hecho su representante-. Muy al contrario, prefirió alimentar la polémica en su blog y escribió: "Tengo un micropene, pero no interfiere en mi vida. Esta es una buena oportunidad para que gente en esta misma situación se sienta mejor porque sepa que soy como ellos, y soy sexy y guay". A los recatados nipones les dedicó agradecimientos digitales e incendiarios tras la estancia en su país: "Os amo. Ahora iré a casa y me chuparé la polla".

En cuanto a novios, la cantante y compositora de 23 años dice estar soltera porque su "bisexualidad" descoloca a los hombres. Sin embargo, el año pasado se la vio retozando con el empresario Speedy. Aquello es agua pasada y la prensa rosa señala que ahora bebe los vientos por el estilista Matthew Williams. Antes salió con el mencionado Fusari que hoy la exige 30 millones de dólares porque "fue clave para su éxito". Ella también ha hecho referencia en alguna entrevista a un antiguo amor que la precipitó, según afirma, a tomarse muy en serio su afición a la música: "Me dijo que nunca tendría éxito ni sería nominada a un Grammy". Ahora ella se ríe: la venganza es dulce.

Paradojas 'gaga'

Pese a que la cantante y compositora sostiene que ya en el exclusivo colegio al que fue de niña –el mismo en el que estudiaron Paris y Nicky Hilton- escandalizaba a sus profesores por su vestimenta extravagante, su antigua compañera Cristina Civetta asegura que Stefani era "una buena chica, normal" y que llevaba, como todas, uniforme. Incluso hoy en día cree que "es dulce y su moral está intacta", afirmó Civetta tras hablar con ella en un show.

En las entrevistas, la solista muestra todavía un punto de candor y sus declaraciones no son tan irreverentes como se podría esperar tras observar uno de sus explosivos y admirados videoclips. En ellos Lady Gaga aparece semidesnuda, se restriega con un grupo de presas o lleva por el mal camino a Beyoncé, que desde que está bajo su influencia, ha asalvajado su look y sus poses. Esto, por otra parte, a la ex Destiny's Child le sienta de maravilla.

Otro dato: la joven no sólo es intérprete y bailarina ocasional. Además, ha compuesto todos sus temas y los de algunos artistas más populares del momento. Léase Britney Spears o New Kids on the Block.

Por Clara Hernández: Siguéme en Twitter.