El barrio chino barcelonés es el escenario de esta inocencia y también de su pérdida, reflejada en las piernas, las caderas y las caras de las prostitutas que comparten su lugar de trabajo con la zona de juego de los más pequeños. Una contradicción entre estos dos mundos que Colom consiguió captar de forma magistral, con imágenes tomadas por una pequeña cámara escondida en la manga de su chaqueta. De esta manera, este aficionado se convirtió en un testigo privilegiado e indiscreto de las riñas, los besos, las caricias, la compraventa de cuerpos y otros muchos momentos que componían la cotidianidad de estos ciudadanos que, ajenos a quién los miraba, andaban y vivían con total normalidad.
Pero no todo es miseria y abandono en estas cerca de 150 fotografías de diferentes tamaños y en blanco y negro. También dejan espacio para la actividad frenética de un mercado de abastos a primeras horas del día, la cara de alegría de un padre al ver a su pequeño y los ojos brillantes de un niño que juega con un yoyó parapetado tras unas gafas de broma y una gran nariz de plástico.
* Sala de San Benito. De 10 a 14 y de 18.30 a 21.30 horas. Gratis.
Imagen fija y en movimiento
La colección de fotografías, que protagonizaron un libro en el que Cela aportó los textos, se completan con un vídeo realizado también por Colom, que se ha traído a Valladolid en su estado original. Una suma de planos rodados en 35 milímetros sin diálogos ni sonido.
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