Inmediatamente –a las 6 de la mañana– se activó el plan Transcat de mercancías peligrosas, por lo que se estableció un perímetro de seguridad de 3.000 metros, lo que obligó a interrumpir el tráfico por la N-II en ambas direcciones durante siete horas. «Por suerte, las bajas temperaturas han evitado una nube tóxica al no evaporarse el líquido», confirmó Marc Martí, portavoz de los bomberos.

Al siniestro acudieron 19 dotaciones de los bomberos que no lograron evitar «vertidos superficiales en la riera de Valldemaria» según la Agència Catalana de l’Aigua. Protección Civil alertó a los Ayuntamientos vecinos, que inmediatamente interrumpieron el suministro de agua potable a 11 poblaciones del Maresme y La Selva.

El conductor del camión, que dio negativo en la prueba de alcoholemia, resultó herido leve, por lo que fue trasladado al Hospital de Blanes. El Consell Comarcal del Maresme, comarca que recibe agua del Tordera, difundió un comunicado en el que aseguraba que «sólo se suministrará agua procedente de la planta desaladora de Blanes» hasta que se garantice la calidad del agua de los pozos del Tordera.

Falta de información de tráfico

Los conductores que se dirigían a Girona por la C-32 desde el Maresme no tenían más información que «accidente en la N-II en Tordera» en los plafones luminosos. Al llegar a la población maresmense, tras largas retenciones, eran obligados a desviarse por el núcleo urbano sin ningún tipo de información sobre rutas alternativas. Todo ello provocó la indignación y el colapso en la población y sus accesos, ya que fueron utilizados como vía alternativa para conectar con la A-7 por Hostalric.