Amiens prohíbe a sus jóvenes salir de noche y comprar gasolina

Se trata de la primera capital francesa en poner en práctica el toque de queda después de que el Gobierno decretara ayer el estado de emergencia para poner fin a los disturbios callejeros.
Coches incendiados en los disturbios de Francia, apilados para el desguace.
Coches incendiados en los disturbios de Francia, apilados para el desguace.
V. kessler / Reuters
Coches incendiados en los disturbios de Francia, apilados para el desguace.
Después de 13 noches de violencia callejera, Francia vive desde hoy en un estado de emergencia similar al decretado en 1955 durante la guerra de Argelia. La decisión, acordada ayer en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros y que ha entrado hoy en vigor, permitirá durante 12 días imponer toques de queda en las poblaciones afectadas por los disturbios.

La primera ciudad en tomarle la palabra al Gobierno fue Amiens, capital del departamento norteño de Somme, con 135.000 habitantes. Allí, se ha prohibido a los menores de 16 años salir a la calle sin la compañía de un adulto entre las 22.00 y las 06.00 horas y comprar gasolina. Sin embargo, la pionera fue Le Raincy, un municipio cercano a París, que decretó el toque de queda el mismo lunes.

Registros sin orden judicial

Durante el estado de emergencia, las fuerzas del orden podrán practicar registros sin orden judicial en los domicilios donde sospechen que haya armas. El primer ministro, Dominique de Villepin, prometió ayer que el decreto, que excluye «todo control» de los medios de comunicación, será aplicado «con responsabilidad». Por su parte, el presidente, Jacques Chirac, consideró la medida necesaria para «acelerar la vuelta a la calma» en Francia.

La medida fue anunciada tras otraa noche de violencia con 1.173 vehículos y cinco escuelas quemados, 330 detenidos y una docena de agentes heridos.

Más de 6.000 coches quemados

El contador de la violencia empezó a correr el 27 de octubre con la muerte de dos jóvenes en los suburbios de París cuando huían de la Policía. Hasta ayer, doce noches de disturbios dejaron 6.073 vehículos quemados, un muerto por los golpes propinados por unos jóvenes, cerca de 60 policías heridos y más de 900 detenidos. El contador sigue en marcha.

«Los desórdenes son sociales»

Frederic Filloux, jefe de redacción de 20 Minutos Francia, describe la situación desde París. A diferencia de otros grandes motines urbanos acaecidos en Europa o en los EE UU, los desórdenes franceses no tienen motivaciones raciales o étnicas, sino esencialmente sociales. «Las comunidades de estos suburbios se rebelan contra las instituciones», explica Michel Marcus, director del Foro Europeo para la Seguridad Urbana, que destaca la dimensión socioeconómica de estos desórdenes que afectan a ciudades donde la tasa de desempleo alcanza un 40%, lo que representa cuatro veces la media francesa. La novedad –añade- es que también se ataca a las empresas. Los jóvenes queman fábricas para decir: «es falso que ese empleo sea para mí». A eso se añade la invocación del hecho religioso, dado que en esas zonas viven sobre todo los descendientes de los inmigrantes, la mayoría confesión musulmana. «Incluso los jóvenes de las ciudades que no son creyentes se inventan falsas raíces religiosas», destaca Michel Marcus. Han entendido que el islam es un arma que, bien utilizada, nos causa temor».

Por ahora sólo hay una cosa segura: la solución al problema de los suburbios franceses tiene que ser económica y sólo se concibe a largo plazo.

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