Los agentes encontraron al furtivo parado en medio de una pista agrícola y forestal. El cazador operaba con la intención de atraer a los tordos con un aparato para disparar después contra ellos.
El reclamo que utilizaba estaba equipado por un mando a distancia y por diferentes sonidos de otros cantos de especies cinegéticas, según informó la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat.
En el momento de la detención, el furtivo había abatido a once tordos y una paloma torcaz.
Este tipo de actuaciones vulneran tanto la Ley de protección de los animales, como la Ley de Caza y el Reglamento general de armas. Así, este tipo de infracciones comportan, a parte de sanciones de miles de euros, la inhabilitación para el ejercicio de la caza durante dos años.
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