En su debut con Whatever People Say I’m, That’s What I’m Not este cuarteto de Sheffield se coló por la puerta grande. Los Arctic Monkeys vendieron 360.000 copias en la primera semana y más de 2 millones en total. Fue una banda pionera de MySpace que supo aprovechar el tirón de Internet para dar a conocer su rock indie y punk.

Tras la larga gira, el bajista Andy Nicholson abandonó el grupo, pero sus colegas siguieron trabajando para publicar Fauvorite Worst Nightmare.

Para entonces estos veinteañeros ya habían alcanzado el estatus de las estrellas globales. El cantante Alex Turner se consagró como poeta urbano. Y antes de lanzar su tercer trabajo dieron un volantazo en su estilo.

Metamorfosis

El álbum Humbug se fue alejando del indie-rock para dar entrada a los sonidos áridos y psicodélicos, además de a letras introspectivas que sacrifican la narrativa.

Los Monkeys se habían americanizado tras grabar en el desierto, Los Ángeles y Mojave, y pasar por las manos de Josh Homme, productor de Queens of the Stone Age y una especie de padre espiritual para ellos. Incluso en el escenario aparecieron distintos, con greñas y camisetas de Black Sabbath.

El batería del grupo resume este cambio: "No podemos evitar sonar británicos, venimos de allí. Pero esta vez las canciones son más universales. Recibimos influencias de otras bandas. Tampoco cuentan historias con principio y final, como antes".

Un espíritu benéfico

Artic Monkeys ha buscado diferentes vías para distribuir su música. Al principio regalaban sus maquetas en los conciertos, convencidos de que nadie querría comprarlas. Tras empujón de la Red, pusieron en venta, a través de la cadena de tiendas de la ONG Oxfam, el single Crying Ligthning, el adelanto de Humbug. Los beneficios irán a parar a programas de desarrollo y cooperación. Además, la banda propone donar los discos que se tengan en casa y ya no se desean.

* Palacio de Vistalegre: c/ Utebo. Metro: Oporto. Viernes, 19.30 h. Entrada: 35 euros.