AECA asegura que los escáners corporales provocarán retrasos en los aeropuertos, sobre todo en verano

Los polémicos escáners corporales provocarán necesariamente retrasos en los aeropuertos españoles, que reciben ingentes cantidades de turistas, especialmente en verano, ya que, a diferencia de los ya conocidos arcos de metales, requieren que el pasajero permanezca quieto en su radio de acción durante dos o tres segundos, un periodo de tiempo relativamente corto, pero que, multiplicado por millones de personas y, en periodos punta, podría representar un problema.

Estas máquinas, que en realidad se llaman 'detectores de ondas milimétricas', dan como resultado una imagen en la que "virtualmente desnudan a la persona, lo que constituye la principal controversia que han generado", manifestó el experto de la Asociación Española de Compañías Aéreas (AECA), Juan Carlos García, en declaraciones realizadas a Europa Press, en las que admitió desconocer si suponen un riesgo para la salud de los pasajeros.

Los escáners corporales, que en España todavía no se emplean, ya han sido implantados en Holanda y algunos aeropuertos del Reino Unido, están demostrando que se produce una cierta "violación de la intimidad" y que "tampoco ganamos en agilidad a la hora de pasar por los controles, porque son un poco más lentos que los arcos de metales que usamos ahora", a causa de que, como en aquellos, también es necesario quitarse abrigos y chaquetas para pasarlos.

Y, aunque pueden detectar la mayoría de los objetos prohibidos que una persona puede portar, incluidos los no metálicos, "no son infalibles". Y, de hecho, la bomba que llevaba el presunto terrorista Abdul Faruk Abdulmutallab el pasado mes de diciembre en un vuelo internacional de Northwest Airlines, entre Amsterdam y Detroit, "no hubiese sido encontrada" por un escáner corporal, afirmó García, en función a los datos que ha podido reunir sobre estos dispositivos.

A este respecto, cabe recordar que el terrorista portaba los explosivos —80 gramos— disimulados en su ropa interior, en un paquete de unos 15 centímetros de longitud que podría haber pasado por ser una compresa o algún apósito similar. Un 'detector de ondas milimétricas' no lo hubiese descubierto, con toda probabilidad, debido a la posición en que se encontraba. Una de las más íntimas que se pueda imaginar.

"La proyección modificada es una de las posibilidades" que se están barajando como alternativa a esa invasión de la intimidad, que supone desde "difuminar zonas íntimas a sustituir su cara por un monigote", precisó Juan Carlos García. La cara, pero no el resto del cuerpo, en un aparato que "dispara los costes" de seguridad aeroportuaria respecto a los arcos de metales y sobre cuyos riesgos sólo concretó que "me cuesta mucho creer que, si fueran nocivos, se estén implementando como se está haciendo", dijo.

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