En principio, las partes (defensa, Ministerio Fiscal y el Gobierno, que ejerce la acusación particular) han alcanzado un acuerdo por el que se fija una petición de penas de un año de prisión y se rebaja la petición de multa hasta los 3.240.

No obstante, tanto el Ejecutivo como la Fiscalía matizan que "no se oponen" a que finalmente, en la sentencia, la Audiencia Provincial de Cantabria sustituya la pena de prisión por la imposición de la multa, de quien se tiene en cuenta que están a su cargo un hijo y tres nietos. En caso de que se incluye la pena de prisión, la duración temporal de la multa se duplica, motivo por el que se sitúa en la cifra de 6.480 euros.

La celebración del juicio estaba prevista hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Cantabria, pero finalmente el jurado no ha llegado a constituirse ante el acuerdo alcanzado entre las partes. En él, la petición de multa baja, y también la tasación de los daños ocasionados por el fuego, que se reduce de los 1.388 euros iniciales a los 700 actuales.

La defensa muestra su conformidad con estas peticiones, si bien el abogado defensor, Antonio Suárez Martínez, precisó que el acusado sigue manteniendo que no cometió los hechos que se le imputan.

Según el Ministerio Fiscal, en mayo de 2007, el acusado acudió al monte de utilidad pública de la Junta Vecinal de Hijas, denominado Canabrosa y Seladrón y le prendió fuego, con la intención de conseguir que se propagara, ya que llegó a emplear hasta 11 focos distintos de origen de las llamas, y había condiciones meteorológicas adversas que habían motivado una situación de prealerta.

El fuego afectó a 1,87 hectáreas de matorral, helechos, pastizal y regenerado de roble, y para su extinción, a cargo de Servicio de Montes del Gobierno de Cantabria, hicieron falta dos técnicos de medio natural y dos vehículos.

El Gobierno de Cantabria añadía que la zona afectada está en las cercanías del río Pas, zona declarada LIC (Lugar de Interés Comunitario).

El incendio provocó alteraciones microclimáticas, daños al suelo, la reducción de la disponibilidad de agua y peligro de erosión, que contribuyen a evitar los árboles; además de daños químicos, al liberarse nutrientes inmovilizados y volatilizarse el nitrógeno.

También se produjeron daños biológicos a la población de microorganismos, y a la vegetación, ya que se eliminó la cubierta vegetal preexistente. A estos efectos habría que añadir las emisiones contaminantes a la atmósfera.