Según la documentación consultada por Europa Press, este edificio en cuestión no sólo está abarcado por el plan especial de protección que pesa sobre el sector urbano de los Reales Alcázares de Sevilla, sino que además figura dentro del propio entorno delimitado para la figura de BIC de la que gozan los Reales Alcázares.

Precisamente por ello, sobre esta edificación pesa una protección de tipo D, parcial en grado dos, lo que se traduce en la protección expresa de su fachada.

A partir de ahí, la Gerencia de Urbanismo ha ordenado a los titulares de esta edificación medidas urgentes que se traducen en la revisión y reparación de las cornisas y molduras de la fachada del edificio, fijando adecuadamente, reparando o sustituyendo "todas las piezas que se detecten sueltas, dañadas o inestables y reponiendo las que faltan", entre otros aspectos.

Además, se ordena la "revisión y reparación de los vuelos de la fachada del edificio, evaluando el estado de los perfiles metálicos, con sustitución, refuerzo o tratamiento para la eliminación de óxidos y protección, fijando adecuadamente, reparando o sustituyendo las piezas de borde, solería y fondos sueltas, deterioradas o inestables y reponiendo las que falten", contando la totalidad de la obra con un coste estimado de 22.498 euros.