Eduardo Santana y Emilio Colombo acarrean bebidas para el próximo concierto del Club de Música y Jazz que coordinan. Mientras, el servicio de lavandería funciona a pleno rendimiento y una alumna se apresura, maleta en mano, para no perder el tren a su casa.

Hasta ahí todo normal en el día a día del Colegio Mayor San Juan Evangelista (Moncloa-Aravaca) si no fuera porque un nuevo colegial, las obras, se ha incorporado a la rutina del Johnny (como se le conoce popularmente).

Pero los andamios no sólo no molestan al alumnado, sino que han sido acogidos con gusto después de que el pasado mayo saltara a la palestra una desagradable noticia: Unicaja (la entidad concesionaria) anunciaba el cierre del centro para acometer "una reforma integral", dijeron entonces.

Menos colegiales

La posibilidad de que el colegio cerrara sus puertas después de 43 años como referente cultural de la comunidad universitaria no dejó indiferente a nadie. Ilustres colegiales del pasado como Gustavo Villapalos y 'El Brujo' aunaron fuerzas para impedir su clausura y, según parece, lo han logrado.

Pero la noticia ha pasado factura entre los residentes. "No cierra, pero es verdad que somos menos, estamos a los dos tercios de ocupación", reconocen Emilio y Eduardo. Y según confirman fuentes de la dirección del Johnny, es cierto. Este curso hay 280 estudiantes matriculados frente a los 406 del curso pasado. "Muchos tenían pisos concertados tras conocer el cierre y finalmente se han marchado", dicen.

Mientras, Unicaja (responsable de la gestión hasta 2014) trata de disipar las últimas reticencias sobre un futuro incierto. "El colegio no va a cerrar. Hemos optado por acometer una reforma menos ambiciosa limitándonos a reforzar los elementos de seguridad, la fachada y algunas cosas menores", aseguran fuentes de la entidad. Y vistos los andamios, parece que la obra va a buen ritmo.

Los estudiantes opinan...

Micaela Salguero, 20 años. "Fue todo muy precipitado". Tras dos años en el centro, recibió una carta que la alertaba del cierre del colegio. "Fue todo muy precipitado, eché otras solicitudes y consideré un piso", cuenta esta alumna de Guadalajara.

Diego Muñoz, 18 años. "Lo elegí porque tenía buena fama". Natural de Valladolid, a punto estuvo de ver trastocados sus planes de residir en el Johnny. "Lo elegí por su buena fama", pero tuve que pedir también el Cisneros porque dijeron que aquél cerraba.