El principal problema con el que se encuentran los educadores de la calle, según explicó el regidor de Benestar Social, Ricard Gomà, es que los sin techo son «reacios» a participar en las iniciativas de la administración. Otro motivo para no acudir, según comprobó el año pasado 20 minutos, es la precariedad de las instalaciones, donde hasta ahora, no había ni duchas.

Para mejorar este servicio, el Ajuntament ha destinado más recursos económicos y para este año el pabellón ofrecerá mejoras a sus usuarios. La más importante es que las 100 camas estarán disponibles todos los días del año y no sólo durante la operación Frío, como se hacía hasta ahora. Además, el espacio se ha dividido, para que mujeres y hombres estén separados,  se han instalado duchas y  atención sanitaria y social.

A cambio de la inserción

Todos estos servicios se ofrecen a cambio de conseguir su compromiso de iniciar el camino hacia la inserción social, según Gomà. Por este motivo, los sin techo no pueden pasar más de cinco noches en la Mar Bella si no ponen nada de su parte.

El perfil de los usuarios de este centro es el de alguien que vive solo o con su pareja, con múltiples problemas, un nivel de probreza extrema y, muchas veces, con problemas mentales o de alcoholismo, según explicó Gomà.

Entre todos los recursos sociales, hay 220 camas en Barcelona para dar descanso a las personas sin techo.