La entrevista, el pasado sábado, tuvo lugar en Castel Gandolfo, residencia de verano de los Papas, y se desarrolló en un "clima amistoso", manifestó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls.
Añadió que tanto Benedicto XVI como su antiguo compañero profesor de la Universidad de Tubinga eran conscientes "de que no tenía sentido entrar en una disputa sobre las cuestiones doctrinales persistentes entre Hans Kung y el Magisterio de la Iglesia católica". Por ello, precisó el portavoz, el coloquio se centró en dos temas que tienen gran interés para el trabajo del "profesor Hans Küng (Tubinga)", como se le llama en la nota oficial: la cuestión del Weltehos, es decir la ética mundial, y el diálogo de la razón de las ciencias naturales con la razón de la fe cristiana.
Küng expuso a Joseph Ratzinger que su proyecto de Weltehos no es una construcción intelectual abstracta "sino que resalta los valores morales sobre los que las grandes religiones del mundo convergen, a pesar de sus diferencias, y que pueden ser percibidos como criterios válidos, dada la sensatez convincente de los mismos, de la razón secular".
El teólogo alemán Hans Küng, en una foto de archivo
"El Papa aprecia el esfuerzo de profesor Küng de contribuir a un renovado reconocimiento de los esenciales valores morales de la humanidad mediante el diálogo entre religiones y en el encuentro con la razón secular", precisó Navarro.
Benedicto XVI expresó a Küng que uno de los objetivos "importantes" de su pontificado es el compromiso por una renovada concienciación de los valores que sostienen la vida humana. Ratzinger reafirmó su avenencia sobre el intento de Küng de "reavivar el diálogo entre fe y ciencias naturales y de hacer valer, en confrontación con el pensamiento científico, la sensatez y la necesidad de la Gottesfrage (la cuestión acerca de Dios)".
Hans Küng expresó su satisfacción por los esfuerzos de Benedicto XVI para favorecer el diálogo entre religiones y por los encuentros con los diferentes grupos sociales del mundo moderno.
Dos compañeros, no siempre bien avenidos
Benedicto XVI y Küng se conocen desde hace muchos años, de la época de la Universidad de Tubinga, donde eran profesores de Dogmática.
Joseph Ratzinger llegó a Tubinga en 1966 por recomendación del propio Küng y ambos pertenecían en esa época al grupo de jóvenes teólogos alemanes que habían marcado su pensamiento en el Concilio Vaticano II, en el que participó el actual Papa.
Coincidían en la búsqueda del acercamiento de la Iglesia católica al mundo moderno y a las otras religiones, como se indicaba en el Vaticano, pero la experiencia de Mayo de 1968 les separó.
Ratzinger comenzó a trabajar para detener el acercamiento de la Iglesia católica al mundo moderno por temor a caer en el relativismo, y Küng, en cambio, radicalizó su pensamiento liberal y desarrolló una teología crítica que va mucho más allá de la apertura del Concilio Vaticano II.
Küng terminó convirtiéndose en un analista crítico de los dogmas, cuestionando, entre otros, el de la infalibilidad papal, que dificulta, según él, el diálogo no sólo con el mundo moderno sino con otras confesiones cristianas.
En 1979 el Vaticano suspendió a Küng para oficiar como sacerdote y enseñar teología católica. Ahora dirige un instituto de teología ecuménica en el que el diálogo entre las religiones es el centro de su trabajo.
El pasado mes de abril, tras ser elegido Papa Joseph Ratzinger, el teólogo suizo dijo sentir una "gran decepción". Después precisó que había que dar una oportunidad a Benedicto XVI y que no descartaba "un pequeño milagro" que transforme a Ratzinger en un Papa distinto a lo que fue como cardenal.
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