Los integrantes de la Familia Real holandesa trataron de ocultar este pasado sábado los malos recuerdos con una sonrisa tranquila a su llegada a Apeldoorn, la localidad donde sufrieron, el pasado 30 de abril, un intento de atentado que se saldó con seis muertos.

La reina Beatriz, los príncipes herederos, Guillermo y Máxima, y los príncipes Constantino, Laurentien y Mabel Wisse, acudieron a un evento que se celebraba en esta ciudad, con motivo de una exposición dedicada a la reina Juliana en el palacio de Het Loo, cuenta ¡Hola!, algo que tuvieron que suspender durante el pasado 30 de abril, ya que tras el accidente, se suspendieron todos los actos oficiales. Así mismo, acudieron también otros de los numerosos familiares de la casa Orange, como el príncipe Bernard, la princesa Annette, Floris, Maurits y Marilene y los príncipes Pieter-Christiaan y Anita.

Apeldoorn está grabado dramáticamente en la mente de toda Holanda tras el impresionante accidente, provocado por un ciudadano holandés de 38 años que pretendía atentar contra el autobús descapotable en el que viajaba la reina y su familia, durante la famosa fiesta nacional de El Día de la Reina, toda una institución en este país europeo.

El conductor, en su camino, atropelló a varias personas que asistían al desfile, ocasionando la muerte de seis de ellas, y finalmente se empotró contra una escultura de piedra. Murió al poco tiempo en el hospital.

Los únicos ausentes a la inauguración fueron los príncipes Friso y Aimeé, que está embarazada. La reina se reunió con los organizadores originales del Día de la Reina, y les demostró su agradecimiento, a pesar de lo ocurrido. Tratando de olvidar la tragedia, la familia Orange acudió a la exposición, que celebraba los 100 años del nacimiento de la reina Juliana, quien falleció el pasado 2004.

El alcalde de la ciudad, Fred de Graag, ha mostrado su agradecimiento a la Familia Real por reanudar su compromiso con Apeldoorn, y especialmente, a la reina Beatriz, quien fue la que decidió regresar tras el terrible incidente.